Sus vecinos aseguran que, pese a ser de escasos recursos, era muy caritativo. Tenía 69 años.
Ana, la sanjuanina que LE GANÓ al CÁNCER y cumplió el sueño de ser MAMÁ
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Contra todo pronóstico, dio a luz a dos hermosas pequeñas que llenan su vida de alegría.
Ana es profe de Educación Física y su físico le ha dado todo tipo de sorpresas: desde la peor cuando le diagnosticaron cáncer de mamas a los 33 años; hasta la mejor cuando casi a los 40 se enteró que estaba embarazada y eran mellizas.
De pelearle a la muerte pasó a dar vida por dos. «Yo soy muy creyente y si tiene que ser, va a ser. Si está de Dios, será. Y si son dos, alegría doble» dijo a DIARIO MÓVIL.
Con mucha serenidad hoy cuenta su increíble historia como algo muy lejano. Justo el año en que iba a empezar a trabajar en la UNSJ como profe se enfermó. Se enteró casi de casualidad porque se iba a someter a una cirugía estética y, aunque no le pidieron ningún estudio, se hizo controles de mamas. «Aparecieron manchitas pequeñas pero muy ramificadas. Era cáncer», recordó. Hizo el tratamiento, se quedó pelada, vino la quimioterapia junto a drogas fuertes que le provocaron la menopausia.
«El cáncer dependía 50% de hormonas femeninas. Me tenían que producir una menopausia por si quedaba alguna célula maligna por ahí. Una vez al mes me daban esa inyección en el abdomen, que era un asco, y me iba a trabajar. Yo daba clases en El Palomar, en el gimnasio cerrado porque no podía pasar mucho frío. Y atletismo no lo dí, lo dieron mis compañeros que son excelentes».
Supuestamente, al cabo de 5 años de inyeción la menopausia sería permanente, pero ella comenzó a menstruar normalmente. «Me ofrecieron seguir con la inyección o sacarme los ovarios. Yo dije ni lo uno ni lo otro. Que me den el tamoxifeno, que lo toma la mayoría» recordó.
Ella ya tenía dos hijas (que hoy tienen 17 y 14 años) pero no renunciaba a la idea de ampliar la familia. «Yo le preguntaba al médico si me iba a poder quedar embarazada (tras sobrevivir al cáncer). No me querían dar falsas expectativas. En los estudios de control me salía 0% de estrógenos, nada de nada».
En plena batalla con la enfermedad, se separó de su marido y unos 4 años después formó una nueva pareja. «Y me quedé embarazada al poquito tiempo. Me hice los análisis de sangre al otro día de la falta porque yo sospechaba que en algún momento iba a volver a ser madre y a los 40 pasó. La chica del laboratorio me dijo que me habían salido muy altos los niveles para ser tan poco tiempo de retraso y yo ya intuía que podía ser un embarazo múltiple», confesó Ana.
«Cuando fuimos a la primera ecografía yo estaba convencida de que eran dos. El doctor apoya el transductor en la panza y ahí nomás lo sacó, como asustado. Lo volvió a apoyar y me confirmó: «son dos». Yo estaba muy contenta», recordó. «Mi oncólogo también, re contento. Mi mamá… casi se infarta. Pero porque tenía miedo de que me volviera el cáncer. Y bueno, a mi ginecólogo no le gustó mucho. Imaginate cuando le llevé la ecografía doble».
En mayo del 2016 estas hermosas bebés llegaron para cambiar la vida de Ana. Ella pudo disfrutar de 6 meses de licencia por maternidad gracias al nuevo convenio colectivo de trabajo de la Universidad. Y luego, vino la etapa de la logística especial como para cualquier madre que retoma el trabajo.Primero las mandó a un jardincito, pero se enfermaban mucho. Entonces Ana tuvo que conseguir dos niñeras, que son vecinas y las cuidan hasta ahora.
Ana siguió adelante, tomó sus decisiones y se arriesgó. Y ganó. Su vida está lejos de la idea de quedar pelada y mutilada. Tiene 4 hijas y las mellis ¡llegaron a los 40!
«Tengan esperanzas, infórmense, yo decidí también arriesgarme y elegir algunas cosas», aconsejó a quienes puedan estar pasando un mal momento en la batalla contra la enfermedad.
«Siempre pienso que esto es una alegría doble, por algo son dos. Aunque por ahí es mucho trabajo, son un regalo de Dios», afirma emocionada.
Ana es profe de Educación Física y su físico le ha dado todo tipo de sorpresas: desde la peor cuando le diagnosticaron cáncer de mamas a los 33 años; hasta la mejor cuando casi a los 40 se enteró que estaba embarazada y eran mellizas.
De pelearle a la muerte pasó a dar vida por dos. «Yo soy muy creyente y si tiene que ser, va a ser. Si está de Dios, será. Y si son dos, alegría doble» dijo a DIARIO MÓVIL.
Con mucha serenidad hoy cuenta su increíble historia como algo muy lejano. Justo el año en que iba a empezar a trabajar en la UNSJ como profe se enfermó. Se enteró casi de casualidad porque se iba a someter a una cirugía estética y, aunque no le pidieron ningún estudio, se hizo controles de mamas. «Aparecieron manchitas pequeñas pero muy ramificadas. Era cáncer», recordó. Hizo el tratamiento, se quedó pelada, vino la quimioterapia junto a drogas fuertes que le provocaron la menopausia.
«El cáncer dependía 50% de hormonas femeninas. Me tenían que producir una menopausia por si quedaba alguna célula maligna por ahí. Una vez al mes me daban esa inyección en el abdomen, que era un asco, y me iba a trabajar. Yo daba clases en El Palomar, en el gimnasio cerrado porque no podía pasar mucho frío. Y atletismo no lo dí, lo dieron mis compañeros que son excelentes».
Supuestamente, al cabo de 5 años de inyeción la menopausia sería permanente, pero ella comenzó a menstruar normalmente. «Me ofrecieron seguir con la inyección o sacarme los ovarios. Yo dije ni lo uno ni lo otro. Que me den el tamoxifeno, que lo toma la mayoría» recordó.
Ella ya tenía dos hijas (que hoy tienen 17 y 14 años) pero no renunciaba a la idea de ampliar la familia. «Yo le preguntaba al médico si me iba a poder quedar embarazada (tras sobrevivir al cáncer). No me querían dar falsas expectativas. En los estudios de control me salía 0% de estrógenos, nada de nada».
En plena batalla con la enfermedad, se separó de su marido y unos 4 años después formó una nueva pareja. «Y me quedé embarazada al poquito tiempo. Me hice los análisis de sangre al otro día de la falta porque yo sospechaba que en algún momento iba a volver a ser madre y a los 40 pasó. La chica del laboratorio me dijo que me habían salido muy altos los niveles para ser tan poco tiempo de retraso y yo ya intuía que podía ser un embarazo múltiple», confesó Ana.
«Cuando fuimos a la primera ecografía yo estaba convencida de que eran dos. El doctor apoya el transductor en la panza y ahí nomás lo sacó, como asustado. Lo volvió a apoyar y me confirmó: «son dos». Yo estaba muy contenta», recordó. «Mi oncólogo también, re contento. Mi mamá… casi se infarta. Pero porque tenía miedo de que me volviera el cáncer. Y bueno, a mi ginecólogo no le gustó mucho. Imaginate cuando le llevé la ecografía doble».
«FUE UN EMBARAZO LINDO AUNQUE ESTUVE ANÉMICA, PERO PEDÍ APLICACIONES DE HIERRO DIRECTAMENTE POR SANGRE. TOTAL, YA ESTABA DUCHA DESPUÉS DEL CÁNCER»
En mayo del 2016 estas hermosas bebés llegaron para cambiar la vida de Ana. Ella pudo disfrutar de 6 meses de licencia por maternidad gracias al nuevo convenio colectivo de trabajo de la Universidad. Y luego, vino la etapa de la logística especial como para cualquier madre que retoma el trabajo.Primero las mandó a un jardincito, pero se enfermaban mucho. Entonces Ana tuvo que conseguir dos niñeras, que son vecinas y las cuidan hasta ahora.
Ana siguió adelante, tomó sus decisiones y se arriesgó. Y ganó. Su vida está lejos de la idea de quedar pelada y mutilada. Tiene 4 hijas y las mellis ¡llegaron a los 40!
«Tengan esperanzas, infórmense, yo decidí también arriesgarme y elegir algunas cosas», aconsejó a quienes puedan estar pasando un mal momento en la batalla contra la enfermedad.
«Siempre pienso que esto es una alegría doble, por algo son dos. Aunque por ahí es mucho trabajo, son un regalo de Dios», afirma emocionada.
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