La gala será el próximo lunes 29 de abril, a las 21:30 hs. Entradas a la venta.
Jimi Hendrix y su "Purple Haze"
Cultura
Jimi Hendrix
La relación entre el rock y las drogas es casi tan vieja como el género mismo. La asociación fue, es y será obvia en más de un ejemplo, pero también hubo casos de interpretaciones erróneas. Que un artista viva colgado de una palmera no necesariamente acredita que una obra suya sea una oda a los estupefacientes. Le pasó a John Lennon, durante su período lisérgico con "Lucy in the Sky with Diamonds", y también al enorme Jimi Hendrix.
¿Drogas o amor? Critican una canción de cantante por aludir supuestamente a las drogas.
Desde su misma concepción, "Purple Haze" fue acusada de ser una metáfora bastante directa al consumo de estupefacientes. Por un lado, Hendrix era un declarado consumidor de LSD y, al momento de la aparición del single, todavía circulaban por Londres botellas de Delysid, un ácido desarrollado comercialmente con fines psiquiátricos, presentado en cápsulas de color púrpura. Por otra parte, la canción comparte nombre con una variedad de marihuana bastante potente, pero tampoco es una acusación válida, porque su aparición es posterior a la del tema.
Nacida a partir de una improvisación en camarines antes de un show en Londres, "Purple Haze" se mueve sobre un terreno ambiguo, lo que ayudó a alimentar el mito construido a su alrededor. En una primera lectura, puede verse como una canción de amor, tal como sostuvo el propio Hendrix, al remarcar la importancia de la frase "¿Soy feliz o miserable? Sea cual sea, esa chica me hechizó". También puede verse como una evocación de los sueños de Jimi, algo bastante recurrente en gran parte de su obra, en donde las metáforas no son más que la bajada al llano desde el onirismo.
Aunque cueste creerlo, la canción también fue criticada (una vez más, de manera errónea) por ciertos sectores conservadores por considerarla una oda a la homosexualidad. El malentendido surgió en la primera estrofa de la canción, con "Excuse me while I kiss the sky" (discúlpenme mientras beso el cielo) entendido como "Excuse me while I kiss this guy" (discúlpenme mientras beso a este tipo). Al enterarse de este revuelo ridículo, Hendrix comenzó a utilizar esta segunda versión en sus presentaciones en vivo a modo de burla.
Se trata en definitiva de una canción que no es ni una alusión a las drogas, una evocación onírica ni una declaración de amor. Es, o puede ser, todo eso al mismo tiempo.
¿Drogas o amor? Critican una canción de cantante por aludir supuestamente a las drogas.
Desde su misma concepción, "Purple Haze" fue acusada de ser una metáfora bastante directa al consumo de estupefacientes. Por un lado, Hendrix era un declarado consumidor de LSD y, al momento de la aparición del single, todavía circulaban por Londres botellas de Delysid, un ácido desarrollado comercialmente con fines psiquiátricos, presentado en cápsulas de color púrpura. Por otra parte, la canción comparte nombre con una variedad de marihuana bastante potente, pero tampoco es una acusación válida, porque su aparición es posterior a la del tema.
Nacida a partir de una improvisación en camarines antes de un show en Londres, "Purple Haze" se mueve sobre un terreno ambiguo, lo que ayudó a alimentar el mito construido a su alrededor. En una primera lectura, puede verse como una canción de amor, tal como sostuvo el propio Hendrix, al remarcar la importancia de la frase "¿Soy feliz o miserable? Sea cual sea, esa chica me hechizó". También puede verse como una evocación de los sueños de Jimi, algo bastante recurrente en gran parte de su obra, en donde las metáforas no son más que la bajada al llano desde el onirismo.
Aunque cueste creerlo, la canción también fue criticada (una vez más, de manera errónea) por ciertos sectores conservadores por considerarla una oda a la homosexualidad. El malentendido surgió en la primera estrofa de la canción, con "Excuse me while I kiss the sky" (discúlpenme mientras beso el cielo) entendido como "Excuse me while I kiss this guy" (discúlpenme mientras beso a este tipo). Al enterarse de este revuelo ridículo, Hendrix comenzó a utilizar esta segunda versión en sus presentaciones en vivo a modo de burla.
Se trata en definitiva de una canción que no es ni una alusión a las drogas, una evocación onírica ni una declaración de amor. Es, o puede ser, todo eso al mismo tiempo.
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