SuperMa: La fuerza de las madres sanjuaninas de Neonatología

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Tuvieron a sus bebés hace poco pero no pasarán el día de la madre con ellos, mientras dura la recuperación. Son historias de angustia, pero también de mucha voluntad y superación a la espera de la mejor noticia.




Ser madre es luchar. Lo saben casi todas, pero más las mamás sanjuaninas de Nenatología. No pasarán este domingo junto a sus flamantes bebés que se recuperan en incubadora porque nacieron prematuros, con algún problemita o bajo peso. A sus mamás les toca esta prueba en la que cada gramo cuenta; cada día es una batalla contra la incertidumbre y en el camino se hacen el aguante unas a otras, a la espera del alta.

En la Sala de Madres de Neonatología del Hospital Rawson Laura Pazcel compartió su experiencia con DIARIO MÓVIL. Es la mamá de Delfina, que nació el 22 de septiembre con 34 semanas, por cesárea. Fue de forma preventiva ante la suba de presión de Laura, que podía ocasionar un desprendimiento de placenta. "Fue difícil. Es una mezcla de emociones porque ya estaba acá, aunque no era la idea. Pero ella es muy fuerte".

"Acá es día a día. Venís y no sabés qué te pueden decir. Gracias a Dios mi bebé está ahora en transición y de a poquito va saliendo". Le falta engordar para ir a casa. Nació con 1,730 kilo y llegó a bajar a 1,400 kg. Ahora está en 1,850 kg. "¡Pasó!", dijo aliviada Laura. Sin embargo, el más chiquito de las 3 Neos pesa apenas 500 gramos "y te parte el alma, cabe en la mano. Pero ahí está y ya toma 5 mililitros de leche. Es un guerrero". "Por ahí las madres nos reímos pensando en el peso de nuestros bebés si los comparás con una gaseosa de medio, o un kilo de azúcar. Te das cuenta de que es un milagro
que salgan adelante".

La rutina de una mamá de Neo puede ser agotadora para el que lo mira desde afuera. Laura llega al hospital a las 7.30, va al lactario para extraerse leche que a las 9 le dan con una pequeña sonda a Delfi. "Recién ayer empezó con la teta y la sacaron de la incubadora para ir a cunita", celebró su mamá. Esa primera visita termina a las 10 y luego pasa a la sala de madres "tomamos unos mates entre nosotros, vemos cómo amanecieron los pollitos de cada una, hay cada historia", comentó Laura. A las 12 es la segunda visita. "Me sé quedar a almorzar acá, pero a veces voy a mi casa para comer mejor y descansar. Regreso a las 15, salgo a las 16, después entro a las 18 y la última es a las 21. No me pierdo ninguna porque no puedo estar lejos". Aunque vive a 10 minutos, dice que si por ella fuera se quedaría toda la noche en la puerta de la Neo. "Aquí afuerita o en un rincón durmiendo parada. Todo para estar con ella, porque llego a casa a imaginar lo peor o estar pendiente del teléfono por si me avisan cualquier cosa. Los bebés son los relojitos de una. Y a la mañana venís y querés correr, que el ascensor suba ya y no ver ninguna cara extraña de las enfermeras que te puedan llegar a decir que pasó algo malo. Querés llegar y verla. Yo acá estoy más tranquila que en mi casa", aseguró. Y es que además se hacen el aguante entre luchadoras. "Nos seguimos las historias de todas. Los otros días a Rebeca y su bebé Trini, que tiene un solo pulmón y el corazón del lado derecho, les dieron el alta. Estuvieron muchos meses acá y el día que se fueron fue inexplicable la alegría, como un cumpleaños, tocar el cielo. Y pienso si ellos pudieron mi gorda y otros bebés también", confió.

"El día que me digan que puedo llevármela, creo que no voy a caer. Me lo imagino de mil formas pero no me lo espero. Hoy llegar y ver la cuna vacía me parte el alma
pero sé que acá está bien y yo no la voy a apurarla. Estará lo que haga falta. Yo antes de dormir pido a Dios por ella y las manos de los doctores. Si no fuera por ellos...".

A Delfi la esperan mucho sus papis y los abuelos. "Gracias a Dios las familias son muy unidas e incondicionales". Laura contó que han renovado todo en el hogar a la espera de la "pequeña bailarina". Ella le dice así, porque es profesora de danzas
y sueña con verla bailar en puntas en el Colón. "En casa la estoy esperando con el tutú y el can can. Aunque si no le gusta, bueno".

"Con las mamás decimos que estamos acá por algo. Dios eligió a cada mamá. A mi me eligió para Delfi y lo tengo que superar", aseguró.

 

 
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