A cuatro años del crimen de Fernando Báez Sosa

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Sucedió un 18 de enero de 2020.






Los ocho jóvenes, por pedido de su abogado defensor, Hugo Tomei, escucharon la sentencia de pie. El secretario del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Dolores, Federico Marasco, no había terminado de leer el veredicto cuando Máximo Thomsen, uno de los cinco que fueron condenados a prisión perpetua, se desmayó. Poco después, tras los insultos y los gritos de Rosalía Zárate, la madre del muchacho desvanecido, la sala de audiencias debió ser desalojada. Era el final del juicio que conmovió al país durante un mes: el debate por el homicidio de Fernando Báez Sosa, el estudiante de Derecho asesinado a golpes a la salida de un boliche en Villa Gesell hace cuatro años: el 18 de enero de 2020.

Casi un año después del fallo de los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari las expectativas están puestas en la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense, que debe resolver si confirma o modifica la sentencia de primera instancia después de analizar las presentaciones de Tomei, del Ministerio Público Fiscal y de los abogados de Silvino Báez y Graciela Sosa, los padres de la víctima.

“Tenemos preocupación por el tiempo que lleva el Tribunal de Casación Penal bonaerense sin resolver y por los comentarios que recibimos de que los magistrados estarían evaluando la edad de los condenados, pensando que es muy fuerte tener por delante una pena de esta magnitud”, sostuvo en diálogo con LA NACION el abogado Fernando Burlando, quien junto con sus colegas Fabián y Facundo Améndola y Germán Facio, representan a Silvino y a Graciela.

También los condenados aguardan atentos la resolución del tribunal de alzada.Allegados a Thomsen afirmaron a la agencia de noticias Télam que el joven está “muy preocupado” por supuestas “presiones” sobre la Justicia. Esa alarma se encendió sobre todo después de la reunión que los padres de la víctima mantuvieron con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Tras el encuentro, la funcionaria afirmó: ”Silvino y Graciela están en un momento procesal importante. Han recibido mensajes y rumores de que los condenados podrían quedar todos libres. Tienen una sensación de que podría haber impunidad. Es un caso que tuvo una condena concreta, fuerte y ejemplar. Estoy convencida de que la Justicia va a seguir ese camino”.


Cuando faltan horas para el cuarto aniversario del homicidio que conmovió al país, los padres de Fernando convocaron a una oración interreligiosa “por la paz, la Justicia y la no violencia” en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para recordar a su hijo.Será mañana a las 20.

El verano pasado estuvo marcado por el desarrollo del juicio a los atacantes del estudiante de Derecho. La problemática de la violencia entre los jóvenes ganó centralidad en el debate. Aunque el fallo resultó ejemplificador, los hechos de este tipo no dejan de producirse. En las primeras horas de 2024, también en un contexto de festejo y cerca del mar, un joven de 18 años –la misma edad que Fernando– fue asesinado por una patota. Tras una pelea que comenzó en la playa, cerca de la réplica de la carabela Santa María, un clásico de Santa Teresita, a Tomás Tello lo corrieron seis cuadras hasta que lo acuchillaron en el pecho; murió desangrado en el jardín delantero de una casa, ante la mirada azorada de una familia de Quilmes que acababa de llegar al balneario para pasar allí sus vacaciones.

Thomsen, de 24 años; Luciano Pertossi, de 22; Ciro Pertossi, de 23; Enzo Comelli, de 23, y Matías Benicelli, de 24, fueron condenados a la pena de prisión perpetua al ser considerados culpables del delito de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal de lesiones leves [por los golpes que recibieron los amigos de Fernando].

Los otros tres jóvenes sentados en el banquillo de los acusados, Ayrton Viollaz, de 24 años; Lucas Pertossi, de 24, y Blas Cinalli, de 22, fueron sentenciados a 15 años de prisión. Para los jueces fueron “partícipes secundarios” de “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal de lesiones leves”.

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