Adoptaron dos nenas con síndrome de Down y hoy son felices: “Fue la familia que soñábamos”

Más Noticias
JWAXSZ3KFNGORKAYLNB3A4E57M
JWAXSZ3KFNGORKAYLNB3A4E57M
La pareja vio un aviso en tv y no dudaron, creyeron que iba a haber fila, pero no había nadie “¿Es una nena con discapacidad?”, preguntaron. 






Era ya la medianoche cuando Coca bajó el fuego de la hornalla, dejó la pava cerca para que el agua se mantuviera caliente, y le alcanzó un mate a José, su marido. Era tarde pero tenían la costumbre de sentarse a tomar unos mates y mirar algo en la televisión después de cenar, una forma de cerrar el día.


Era noviembre de 1991, el televisor estaba prendido en ATC (Argentina Televisora Color) y mientras Coca Llacer terminaba de ordenar la cocina alcanzó a escuchar el final de un aviso.


“…Para ser dado en adopción, que próximamente cumplirá un año”, recita mientras conversa con Infobae, 32 años después de ese instante.


Su marido tampoco estaba prestando tanta atención y había alcanzado a escuchar lo mismo. “Pero en ese momento yo lo miré y le dije ‘¿vamos? y él me contestó ‘vamos’”, sonríe ella, que ahora vive en Villa Gesell y tiene 72 años.


“La idea de tener un hijo juntos no surgió en ese momento, adoptar era algo en lo que siempre habíamos pensado”, sigue. Es que cuando Coca conoció a José era una mujer separada con cinco chicos -había tenido a su primera hija a los 17-; él no sólo era soltero sino que no tenía ninguno.


Ella trabajaba en una escribanía en Microcentro, no le sobraba ni plata ni tiempo; José Carmelo, su marido, trabajaba en la DGI (lo que hoy es la AFIP).


Cuando escucharon el aviso a medias, dos de los hijos de Coca ya se habían casado, los otros tres todavía vivían con ellos. “Mi marido me dice ‘primero vamos a preguntarle a los chicos’. Ya estaban acostados, pero los llamamos, vinieron y les dijimos ‘vimos un aviso en la televisión, hay un bebé en adopción, ¿qué les parece si…? Los tres sonrieron y dijeron ‘vayan’”.


Vivían en Wilde y a las 6.30 de la mañana siguiente salieron para el juzgado de Quilmes. “Nos imaginamos que iba a haber una cola tremenda, queríamos ser los primeros”, cuenta ella. “Cuando llegamos no había nadie, solamente la empleada administrativa en la Mesa de Entradas”.



Lo más visto