El robo tuvo lugar en una vivienda de Rawson, mientras nadie estaba. El malviviente quedó registrado por cámaras de seguridad.
Los médicos le dijeron que no iba a poder tener familia y visitó a la D1FUNTA Correa con su hija en brazos
Julio Ojeda
El hombre le agradece a la Difunta por lo sucedido.
Julio Ojeda, es un mendocino de la localidad de Las Heras, visitó el santuario con su hija de dos años para agradecer a la Difunta Correa por haberle dado la bendición de tener una familia, después de haber sido informado que no podría tener hijos. Según Ojeda, la fe en la Difunta Correa y la ayuda de un amigo le permitieron tener una hija, y la visita al santuario era una forma de agradecer y presentar a su hija en su propio terreno.
Julio había visitado el santuario por primera vez cuando tenía 14 años, y desde entonces había considerado a la Difunta Correa como una figura milagrosa. Después de esperar desde 2019 para poder volver a visitarla, decidió hacerlo a pesar del riesgo de nuevas medidas restrictivas debido a la pandemia.
La fe de Julio en la Difunta Correa es compartida por su familia, quienes han experimentado sus propios milagros a través de ella. Como parte de una agrupación ciclista, Julio y sus compañeros han cruzado los Andes en bicicleta y la Difunta Correa siempre ha sido su guía y fuente de alegría.
A pesar de la pandemia, los fieles de la Difunta Correa continúan acercándose a su santuario para buscar su ayuda y agradecerle por sus bendiciones. La fe en la figura de Deolinda sigue siendo fuerte y es una muestra de la perseverancia de la gente en momentos difíciles.
Julio Ojeda, es un mendocino de la localidad de Las Heras, visitó el santuario con su hija de dos años para agradecer a la Difunta Correa por haberle dado la bendición de tener una familia, después de haber sido informado que no podría tener hijos. Según Ojeda, la fe en la Difunta Correa y la ayuda de un amigo le permitieron tener una hija, y la visita al santuario era una forma de agradecer y presentar a su hija en su propio terreno.
Julio había visitado el santuario por primera vez cuando tenía 14 años, y desde entonces había considerado a la Difunta Correa como una figura milagrosa. Después de esperar desde 2019 para poder volver a visitarla, decidió hacerlo a pesar del riesgo de nuevas medidas restrictivas debido a la pandemia.
La fe de Julio en la Difunta Correa es compartida por su familia, quienes han experimentado sus propios milagros a través de ella. Como parte de una agrupación ciclista, Julio y sus compañeros han cruzado los Andes en bicicleta y la Difunta Correa siempre ha sido su guía y fuente de alegría.
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