Capilla MILAGROSA en San Juan, alberga la única imagen de Cristo sentado, en todo el país

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Ubicado en el corazón del valle de Calingasta y custodiado por los picos de la precordillera, Barreal es un pueblo grandes atractivos que cautiva a sanjuaninos y turistas que hasta allí se dan cita. Entre los lugares que tiene para ofrecer se encuentra la Capilla Jesús de la Buena Esperanza, en cuyo interior se encuentra entronizada la imagen de Cristo sentado, la única escultura de su tipo que se encuentra en el país.




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Cercado por la Sierras del Tontal y la cordillera de Los Andes, Barreal posee un entorno único que lo hace el sitio perfecto para descansar y conectarse con la naturaleza. Este pueblo cautiva por su verdor, por el murmullo del agua que corre por sus acequias y su cielo diáfano que de noche se cubre de estrellas.

También hay lugar para la aventura, en diversas excursiones a la cordillera o haciendo rafting en el río Los Patos. Pero muchos lo eligen como destino religioso por una curiosidad que guarda Barreal. Se trata de la Capilla Jesús de la Buena Esperanza, la primera capilla que se construyó en esta localidad calingastina, en cuyo interior guarda la imagen única de Cristo sentado en el país.

La capilla se construyó en los terrenos del finquero Julio Álamo, oriundo de Chile, que fueron donados específicamente para este lugar de oración, y fue inaugurada el 10 marzo de 1938 por el obispo Américo Orzali. La curiosa imagen de Cristo se encuentra en el altar de la capilla, y corresponde a los momentos previos de su crucifixión. Al costado izquierdo, y  bajo un tragaluz, se encuentra la imagen de María bajo la advocación de la Virgen de Andacollo.

Ambas imágenes, talladas en madera, fueron traídas expresamente por desde Chile, en los años ´40, por los mismos empleados de Julio Álamo. El traslado fue toda una proeza, pues se hizo a lomo de mula. Además, los empleados no sabían qué contenían las cajas que les encomendaron buscar en el país hermano, solo que debían ser cuidado con lo que contenía.

Una vez que se entronizaron las imágenes, vecinos del lugar y de zonas cercanos comenzaron a rendirles homenajes y depositar su fe. Poco a poco el misticismo de los pobladores se fue acrecentando y hoy el lugar no solo se ha transformado en un sitio de devoción sino también en una parada casi obligatoria de los visitantes y turistas que hasta allí se acercan para conocer la historia y observar esta única imagen de Cristo sentado en el país.

Una capilla humilde que resiste el paso del tiempo

La Capilla Jesús de la Buena Esperanza tiene amplias galerías ubicado a los costados de la nace central y fue construida con muros de adobes de barro de gran tamaño, techos de palos y carrizos, recubierto por una mezcla de barro. Esta forma de edificar era propia de la época.

En la actualidad ya no hay personas que se dediquen a esta forma de construcción. En este sentido, la forma de cuidar esta concurrida reliquia se hacen con sumo cuidado para no afectar y conservar en forma origina los materiales y su estructura.

En su momento, supo ostentar un campanil, pero se presume que debido un movimiento sísmico esta fue derribaba. Solo se tiene certezas que luego de desaparecer el campanil, las campanas fueron colgadas en un sauce cercano y sonaron allí durante muchos años.

Cristo sentado: Un acontecimiento que originó una gran devoción

La imagen de Cristo de la Buena Esperanza, también llamada como El Justo Juez, es una representación de Jesús sentado en un trono con vestidos reales. En una mano sostiene un cetro y en otra la balanza. Además, lleva en el cuello la soga de la pasión y en la cabeza la corona de espinas.

Si bien es común encontrar esta representación de Cristo en imágenes en distintos lugares de oración en el país, como es el caso de la iglesia San Ignacio de Buenos Aires, como escultura solo hay una y es la que se encuentra en esta capilla de Barreal.

Esta devoción por Jesús de la Buena Esperanza se extiende por casi toda América Latina, pero su origen y gran fervor se encuentra en la ciudad de Quito, Ecuador. Según cuenta la historia, en el año 1652 apareció una mula en el convento de San Agustín con la imagen como parte de su cargamento.

Este animal se asomó sin un arriero que la dirija y se desplomó en frente a la portería sin que nadie pudiera moverla de allí. Por orden del convento, se descargó el cargamento que llevaba la mula, y con presencia de testigos abrieron una caja de madera que contenía la escultura del Señor de la Buena Esperanza. Esta llevaba una túnica de terciopelo y dos sandalias incrustadas de piedras preciosas.

La imagen fue puesta en exhibición pública en la portería del convento, donde la comenzó a convocar gente y crecer la devoción en la comunidad. Innumerables personas acudieron a arrodillarse ante la sagrada imagen. Según se cuenta, los favores pedidos fueron escuchados y obrados en milagros desde el primer día en que la imagen fue mostrada en público.

Esta creciente devoción ante la imagen de Jesús de la Buena Esperanza hizo que la portería del convento San Agustín se convirtiera en el más célebre y frecuentado santuario del Ecuador. Posteriormente, los Padres Agustinos colocaron la imagen en un nicho de su iglesia.

Fotos: Tripadvisor.com
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