Su hijo murió electrocutado y creó una fundación para relevar peligros

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Las personas reaccionan de manera distinta ante la pérdida de un ser querido por medio de una tragedia. Todos sienten dolor, pero la diferencia radica en qué se hace para superar la situación. Algunos buscan ayudar a los demás para que la situación no se vuelva a repetir. Este es el caso de Sandra Meyer, una madre de Córdoba. Su hijo Juan, de 13 años, murió electrocutado en 2009. Ella decidió que esa tragedia no sería en vano y creó hace 8 años la fundación Relevando Peligros, una ONG que se ocupa de denunciar y vehiculizar reclamos por peligros en la vía pública.


Juan Aciar tenía 13 años cuando, acompañado por su mamá y una hermana más pequeña, quiso ayudar a un anciano cargado de bolsas a cruzar la calle pero murió electrocutado, al rozar un cesto de basura. Ocurrió un día lluvioso de fines de diciembre de 2009, en la ciudad de Córdoba. El motivo de la tragedia fue la falta de previsión y la desidia en la instalación de un cartel luminoso de un local que no tenía descarga a tierra. El gesto compasivo de Juan le costó la vida, pero su madre se impuso como un mandato que aquella desgracia no había ocurrido en vano.


“Desde el momento que el médico me avisó del fallecimiento, empecé a pensar cómo iba a hacer para que esto no fuera en vano. Así es que a los cinco días de la muerte de Juan estaba yendo a las instituciones públicas para que me explicaran por qué había pasado lo que pasó”, cuenta Sandra Meyer, madre de Juan y fundadora de Relevando Peligros, una fundación que se ocupa de denunciar y vehiculizar reclamos por amenazas en la vía pública y en espacios privados.


“A los pocos meses diseñé un folleto. Tomando una idea de la película Cadena de favores, empecé a ir a todas las escuelas en las que había sido docente de educación física, y se las entregué a mis compañeros de trabajo. Les dejaba tres folletos. ´Si ves un peligro en la vía pública avisá´, decía el texto, y agregué un mail. Y así armamos una cadena, en la que se comprometían a mandar los folletos a otras casas y lugares que decidieran”,recuerda Sandra. Ella misma los imprimía y los llevaba a la municipalidad, para iniciar el pedido de solución.


A fines del 2010 formó Sandra la fundación Relevando Peligros, y empezaron a tener contacto con otros actores de la comunidad. En la actualidad, a la integran más de 20 personas. Tiene una estructura de equipos: uno de técnicos, integrado por ingenieros y técnicos en electricidad, uno de educación con proyectos que apuntan a formar un ciudadano que sea participativo y tenga injerencia en los problemas de su comunidad, uno de abogados y uno informático.


Las denuncias que hace Relevando Peligros tienen que ver mayoritariamente con luminarias en mal estado, cables expuestos, carteles en cortocircuito. También por obras en construcción que no cumplan con las medidas de seguridad o desperfectos en el alumbrado público.


“Tenemos un sistema, al que le pusimos de nombre Aciar, por Juan, que es el que nos permite recibir las denuncias, hacerlas visibles y tener todo el seguimiento”, dice Sandra. El software envía las denuncias por mail a la institución pública o privada que debe solucionar el problema, y a medida que la denuncia avanza en su resolución va cambiando el estado de dicho reclamo. La ONG también brinda charlas y capacitaciones, financiando sus actividades mediante eventos solidarios.


La web de la fundación permite subir la irregularidad que el transeúnte o vecino registra con una foto, consignando la dirección exacta, y también ofrece la posibilidad de bajar una aplicación para cumplir con el mismo procedimiento desde un teléfono celular. Desde 2010 se han relevado más de 7800 situaciones de riesgo.


Además, la página web incluye un “Mapa de peligros”, donde a través de un click pueden recorrerse los distintos puntos de Córdoba en los que hay descuidos e irresponsabilidades que atentan contra la seguridad de quienes pasan o viven en la zona.


 “Seguí todo el proceso, por eso ahora estoy trabajando en impulsar un protocolo a seguir después de una electrocución, a través de una mesa multidisciplinaria”. Su lucha, como la labor de Relevando Peligros, no descansa y apunta hacia la construcción de un futuro más solidario y de respeto por la vida.

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