En San Juan realizan terapia con perros para ayudar a personas con discapacidad

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Las mascotas sin dudas son los mejores amigos del hombre, pero en ocasiones pueden simbolizar mucho más que eso. En San Juan miles de familias tienen miembros con discapacidad o problemas de salud. La asistencia especializada puede ser uno de los factores para que tengan una mejora o bien un sustento tanto psicológico como físico de gran ayuda.






Actualmente existen dos clases de perros de terapia. Por un lado, los perros de asistencia. Acompañan durante toda su vida a personas con diversas patologías y ayudan a mejorar la autonomía. Por otro lado están los perros de terapia asistida, que son entrenados para insertarse en diferentes programas terapéuticos. Trabajan estrechamente en la mejora de su acompañante con un conjunto de profesionales activos.

En San Juan, no muchas personas se dedican al trabajar con animales de servicio en tratamientos de personas con limitaciones o problemas de salud. Una de estas personas es Roberto Bastianelli, conductista canino desde hace muchos años. El realiza adiestramientos especiales en perros para alerta médica en diabéticos y epilépticos, perros lazarillos, de resistencia para personas con capacidades limitadas, para chicos con síndrome de Down, con parálisis cerebral, con trastorno autista y hasta perros detectores de cáncer.




Sobre su incursión en trabajar con animales, Roberto dice que es una experiencia que tiene desde su infancia. “Siempre tuve una gran afinidad en trabajar con los perros. Mi profesión es otra y este es mi hobby. Trabajé muchos años en Europa y allí fue en donde me perfeccioné en esto mientras ejercía mi otra profesión. Cuando regresé a San Juan por una cuestión familiar, me fue muy difícil competir en un mercado que está saturado. Y como tengo que mantener a una familia empecé a aplicar como trabajo lo que antes hacía como hobby”, cuenta Roberto Bastianelli en una entrevista para DIARIO MÓVIL.




Todo perro tiene la capacidad olfativa y este es el punto de partida: su medio de comunicación. Normalmente los perros que se utilizan para las terapias asistidas tienen que reunir ciertas cualidades, por lo que no se emplea cualquier perro. Pero en esto la raza no es un factor que intervenga ni mucho menos es determinante. “En este tipo de tratamientos con perros la incidencia de la genética es fundamental para luego prepararlos con la educación temprana. Se ha demostrado genéticamente que hay perros que son más equilibrados emocionalmente y tienen más facilidad para el aprendizaje”, expresa Roberto. También, según la necesidad en la terapia con canes será el tipo de perro que se utilice. “Si se necesita un perro para el alerta de diabetes puede ser un perro chico, pero si se va a emplear como perro lazarillo tengo que ocupar un perro grande para que pueda frenar al paciente”.

Más allá de la raza o tamañano lo que se elige para este tipo de acompañamiento es el individuo. Para ello se le realiza un test de comportamiento al animal a los 50 días de vida y  con este se determina si tiene las cualidades necesaria para el “empleo”. En esto entra en juego el temperamento y energía equilibrada para garantizar que pueda ejercer un trabajo determinado. “La preparación de estos perros es muy larga. Primero porque los cachorros van elegidos y luego se los dan una familia sustituta quienes van a hacer una serie de ejercicios durante un año con ese perro en lo que es un trabajo socializador. Mientras tanto yo los voy supervisando y voy haciendo un adiestramiento básico. Posteriormente, si ha superado 3 exámenes es apto para un entrenamiento específico. En esto no hay que olvidar que la vida de una persona depende de ese perro, es por ello que es muy cuidadosamente seleccionado, socializado y preparado”, explica Roberto.

En el caso de  personas con trastornos del espectro autista (TEA), que se caracterizan por tener problemas de comunicación e interacción social, el perro de terapia cumple la función de intermediario entre el paciente y el mundo externo. Los ayudan a salir de su ensimismamiento, facilita los primeros contactos y estimula la disposición al vínculo y al juego, así como también la permanencia en el tratamiento. En esto el conductista expresa que “el chico con autismo no hace contacto visual con el psicólogo y en muchos casos no le interesa hacer los ejercicios que pretende que realice. Entonces cuesta hacer las terapias de rehabilitación. En el momento que entra un perro en la terapia, el chico inmediatamente hace contacto con el animal y es por ello que se utiliza al can para hacer todos los ejercicios que normalmente el chico no quiere hacer”.

Sin dudas el rol de estos animales es mucho más que el de una simple compañía, su ayuda colabora con los quehaceres cotidianos de sus dueños a los que le ofrecen una mejor calidad de vida. Su simple presencia colabora en el desarrollo psíquico, cognitivo e intelectual de quienes sufren de algún tipo de discapacidad o problema de salud.
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