Daniella Frontino, décadas de vocación y una vida dedicada a la farmacia en San Juan

Se celebra el día mundial del farmacéutico, una profesión que a lo largo de los años ha tomado más importancia y que personas como la sanjuanina por adopción, Daniella Frontino, la viven con pasión día a día.

San Juan
Daniella

El trabajo del farmacéutico es fundamental para la sociedad, la salud pública es algo que requiere total responsabilidad y donde quienes se encargan de ejercer en el ambiente comparten una pasión por el trabajo de ayudar a los demás y colaborar con la comunidad. Daniella Frontino es una de esas farmacéuticas que viven cada jornada laboral con el amor por su profesión intacto como en el primer día.

Instalada en San Juan, pero Oriunda de Córdoba, de la ciudad de Ucacha, Daniella siente un gran amor por la profesión que escogió, un amor que la llevó a tomar decisiones difíciles con tal de seguir su camino, y es el mismo amor que le niega tomar la decisión de jubilarse, pues ella puede dar un paso al costado, pero elige cada día estar en el mostrador y ayudar a las personas que vienen a su farmacia en busca de soluciones “ni loca me jubilo, no lo quiero hacer, me gusta estar ahí”.

El gusto por ayudar a los demás nació desde muy joven en Daniella, cuando colaboraba en la zapatería de su abuelo, donde se crio y vendía con él. Al crecer pensaba si estudiar química o farmacia, pero ese deseo por ayudar y estar en la primera línea la llevó a elegir ser farmacéutica. Frontino debió enfrentar el primer desafío, alejarse de sus padres e irse a estudiar a San Luis, donde la esperaba su hermana “fue difícil alejarme de ellos, me costó muchísimo irme, porque tenía con mi papá una relación muy fuerte, y luego venir a San Juan me mató” contó la profesional, quien no pudo estudiar en la Docta debido a las tensiones que quedaron después del “Cordobazo” de 1969, su familia lo consideraba peligroso.

Daniella eligió la profesión, a pesar de los obstáculos que la vida le presentó “me enseñaron que había que ayudar y servir a la gente, y la farmacia es eso, porque estas siempre ahí” comenzó y añadió detalles de experiencias vividas tras años en su trabajo “la gente viene y pide ayuda cuando están enfermos, quieren que les des algo para sanar, una no puede recetar, pero si orientarlos, a veces te consultan, vienen con la receta del medico pero como que desconfían un poco y entonces una los guía y orienta con lo que aprendió en la profesión”.

Algo fundamental en su trabajo es la contención, Daniella recibe pacientes que buscan soluciones y muchas veces ella da, además del medicamento, el consuelo que necesitan, su aprecio por ayudar a los demás hace que vaya más allá de las tareas que su profesión le pide “la gente viene acá en busca de algo que los calme y uno debe contenerlos, más aún cuando trabaja con personas mayores, debe prestar el oído y escuchar, algo que no es parte del trabajo, pero uno lo hace”.

Daniella sigue firme a diario enfrentando todo lo que viene “este es un trabajo bastante sacrificado, vos tenés que estar si o si en la farmacia, y yo voy todos los días, tengo 60 años, puedo quedarme en casa, pero ni loca dejo de trabajar” aseguró la farmacéutica, quien disfruta de ayudar a los demás desde Farmacia Aramburu, el local que abrió en 1991 con ayuda de su padre y donde sigue hasta el día de hoy, colaborando, escuchando y acompañando, con el amor que esta profesión le genera.

Te puede interesar
Lo más visto