River perdonó demasiado y complicó su clasificación: ahora deberá jugarse todo ante Inter

En un Rose Bowl repleto de hinchas millonarios, el equipo de Demichelis generó situaciones por todos los frentes, pero falló en la definición. El empate ante Monterrey lo obliga a sumar ante Inter para seguir en el Mundial de Clubes.

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Las oportunidades estuvieron. Muchas. Lucas Martínez Quarta abajo del arco, Galoppo en el área chica, Mastantuono en varias ocasiones, Meza desde afuera, Borja en un mano a mano que parecía cantado. River atacó por todos los flancos, presionó, ganó las divididas, encontró el ritmo en el segundo tiempo y acorraló a Monterrey. Pero se fue del Rose Bowl de Los Ángeles con las manos vacías: apenas un punto, sin goles, sin clasificación, sin premio económico y con varios problemas por resolver.

La lesión de Sebastián Driussi se sintió como una herida profunda, no sólo por la baja del delantero sino porque dejó expuesta la falta de alternativas reales en ataque. Miguel Borja fue titular, pero volvió a demostrar que su presencia es más promesa que certeza, sobre todo en partidos determinantes. River careció de contundencia. Y aunque tuvo el mérito de no caer en la trampa de un partido duro, cortado y molesto, donde el árbitro esloveno Slavko Vincic interrumpió cada roce, le faltó el último toque. Ese que vale goles. Ese que define torneos.

Enfrente, además, hubo un arquero que ya había amargado a equipos argentinos y esta vez repitió la historia. Esteban Andrada se convirtió en figura otra vez en el estadio californiano. Atajó todo, respondió con firmeza en cada aproximación millonaria y se llevó una pequeña revancha personal en un escenario que le había sido adverso en el pasado. “Otra vez, Andrada”, se lamentaban los miles de hinchas que coparon las tribunas.

Y fueron ellos, esos 35.000 fanáticos que viajaron desde distintas partes del mundo, los que terminaron siendo lo más destacado de la jornada: una multitud que desbordó el estadio y volvió a confirmar que River juega de local donde sea. Pero ni esa marea roja y blanca alcanzó para empujar la pelota a la red.

Con este resultado, River queda al borde del abismo. La matemática dice que todavía tiene chances de clasificar, pero para eso deberá sacar un buen resultado frente a Inter, el próximo miércoles. No será sencillo. Además de seguir sin su goleador –Driussi tiene para dos meses de recuperación–, Demichelis no podrá contar con Enzo Pérez ni con Galoppo, suspendidos por acumulación de amarillas. Tampoco estará Kevin Castaño, expulsado sobre el cierre. Así, se queda sin su mediocampo titular.

El equipo tendrá que afrontar ese partido decisivo en condiciones adversas, dependiendo en parte de lo que pase entre Monterrey y el conjunto japonés. A River le sirve ganar, claro, pero también puede clasificar con un empate siempre que sea por dos goles o más. Si pierde o iguala por la mínima, quedará afuera.

La frustración es evidente. River hizo el gasto, pero no concretó. Dominó, pero no lastimó. Demostró carácter, pero no efectividad. En este tipo de torneos, esas diferencias son decisivas. Por ahora, las cuentas no cierran. Solo queda la esperanza de cambiar la historia en Seattle. Para eso, habrá que hacer lo que este sábado faltó: convertir.

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