El Tedeum sanjuanino del 25 de Mayo convocó a vivir la paz como tarea colectiva

El Obispo Auxiliar de San Juan presidió la ceremonia en la Catedral junto al gobernador Marcelo Orrego, funcionarios y ciudadanos. En su homilía, reflexionó sobre la paz como don y tarea compartida en tiempos de incertidumbre.

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Papa Catedral

Este 25 de Mayo, la Iglesia Catedral de San Juan fue escenario del tradicional Tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo. La celebración estuvo a cargo del Obispo Auxiliar, Gustavo Larrazábal, quien estuvo acompañado por el gobernador Marcelo Orrego, el vicegobernador Fabián Martín, integrantes del gabinete provincial y representantes de la comunidad. El eje de su mensaje estuvo centrado en la paz, no como simple ausencia de conflicto, sino como un proceso sostenido por el diálogo y la fe activa.

“La paz les dejo, mi paz les doy; no como la da el mundo”, citó Larrazábal del Evangelio de Juan, para dar inicio a una profunda reflexión sobre el sentido de esta palabra en la vida social y personal. Remarcó que la paz que propone Jesús se manifiesta no solo en tiempos favorables, sino incluso en momentos de dificultad. “El mundo desea la paz, pero una y otra vez se le escapa entre las manos”, expresó, y advirtió sobre el riesgo de resignarse a convivir con una “tensa calma” como si fuera una solución definitiva.

El obispo recordó que la paz es tanto “un don como una tarea” y que se construye con esfuerzo cotidiano, con actitudes de apertura y no de enfrentamiento. En esa línea, convocó a desarmar las palabras antes que las manos, citando al papa León XIV: “Desarmemos las palabras y contribuiremos a desarmar la Tierra”.

Durante su mensaje, Larrazábal retomó el ejemplo de los primeros cristianos y la importancia del discernimiento colectivo: “Pablo y Bernabé resolvieron sus diferencias en el diálogo fraterno, escuchando las miradas de todos. Con escucha activa, aportando las mejores razones”, explicó. Propuso que ese camino de diálogo debe ser el modelo a seguir también en la Argentina actual, marcada por posiciones enfrentadas ante la crisis.

En el tramo final, el Obispo trajo a la memoria a los protagonistas de la Semana de Mayo, quienes “entendieron que la libertad no se conseguía sin el pueblo, ni sin escuchar su grito”. Alentó a forjar una patria “que se construya sobre la base del respeto mutuo y el bien común”, y pidió que la Virgen de Luján guíe los pasos de todos los argentinos para que “la paz no sea solo estabilidad nacional, sino también tranquilidad para cada persona”.

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