Crecen las dudas por el avión ruso destruido

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Una comitiva oficial del país europeo anunció que el Airbus A321 se habría destruido en pleno vuelo, lo que deja abierta la hipótesis de un ataque terrorista. Por prudencia entre los expertos, por ahora apuntan a una falla mecánica.








Las dudas sobre el avión de pasajeros ruso que se estrelló anteayer en Egipto aumentaron luego de que los investigadores confirmaron que el Airbus A321 se partió en pleno vuelo, lo que dejó abierta la posibilidad de que se haya tratado de un atentado, tal como reivindicó el grupo jihadista Estado Islámico.

"La destrucción ocurrió en el aire y los fragmentos quedaron esparcidos en una gran zona de unos 20 kilómetros cuadrados", señaló Viktor Sorochenko, director del Comité Intergubernamental de Aviación Civil, que depende del gobierno ruso. El funcionario, parte de una comitiva oficial que visitó el lugar del desastre, advirtió también que era muy pronto para sacar conclusiones sobre la causa de la destrucción.
Las autoridades también ordenaron a Metrojet, la aerolínea rusa que operaba el Airbus A321, que no permitiera volar sus aeronaves del mismo modelo hasta finalizar las investigaciones.

"Todos estamos consternados. Era un buen avión. Todo se verificó 35 minutos antes", dijo Alexander Neradko, jefe de la agencia federal de aviación rusa, que se encuentra en la zona junto con Sorochenko. Pero el funcionario también confirmó que tres meses atrás el piloto tuvo que abortar el despegue por un error del sistema. "Pero eso es algo casi rutinario", explicó.

Otros dos testimonios ponen en duda el estado del avión antes de la tragedia. El primero es el de Natalya Trukhacheva, esposa del copiloto muerto, que afirmó que su esposo se había quejado de la condición técnica del avión antes de despegar. Por otro lado, un funcionario egipcio había dicho que antes de perder contacto con los controladores aéreos el piloto avisó por radio que el A321 tenía problemas técnicos y que tenía la intención de hacer un aterrizaje de emergencia. Las autoridades egipcias lo desmintieron.

El vuelo KGL9268 cubría una ruta desde Sharm el-Sheik, un centro turístico en la península del Sinaí, hasta San Petersburgo, en Rusia, cuando se precipitó a los 23 minutos de vuelo, en medio del desierto y al norte de la península. Las 224 personas que iban a bordo perdieron la vida, en su mayoría rusos, excepto por tres ucranianos y un bielorruso.

La misteriosa tragedia cobró otra dimensión cuando una filial egipcia de Estado Islámico, que se encuentra en medio de combates con las fuerzas de seguridad egipcias en el Sinaí, reivindicó el derribo del avión. El ministro de Transporte de Rusia, Maxim Solokov, dijo a la agencia Interfax que el comunicado "no puede considerarse confiable".

El gobierno ruso es uno de los aliados más importantes del presidente de Siria, Bashar al-Assad, y desde septiembre comenzó una campaña de bombardeos contra diferentes grupos opositores al régimen, lo que incluye Estado Islámico. No se cree, sin embargo, que los jihadistas tengan los medios necesarios para derribar un avión a 9000 metros de altura. Pero sí poseen recursos de alcance medio, e incluso se hablaba de la posibilidad de una bomba dentro del avión.
Todas estas especulaciones crecieron ayer, cuando se confirmó la destrucción en el aire del Airbus A321, pero lo cierto es que las investigaciones recién acaban de comenzar y no se descarta ninguna hipótesis.

La mayoría de los expertos que, con gran prudencia, están a la espera de los resultados del examen de las dos cajas negras recuperadas del avión sugieren por ahora que la causa de la tragedia fue una falla estructural del Airbus, que provocó una despresurización violenta y a continuación la pérdida de estabilidad, por lo que se estrelló contra la tierra.

Las únicas voces discordantes son las de un experto británico citado por la BBC, que sostiene que podría haberse tratado de una explosión a bordo, y la de un experto ruso que cita dos hipótesis: una bomba en la bodega o un corto circuito que provocó un incendio y el apagado de los motores.

"A la vista de estas fotos [del lugar del impacto], la hipótesis del atentado y la de un accidente siguen vigentes", dijo Jean-Paul Troadec, ex director de BEA (agencia francesa de investigación de accidentes), cuyos técnicos llegaron al país ayer. El organismo formará parte de las pesquisas, ya que el avión fue diseñado en Francia.

En tanto, las dos cajas negras ya fueron encontradas por Egipto, donde el presidente Abdel Fatah al-Sisi dijo que las investigaciones podrían tardar meses, debido a que los restos del avión cayeron en un área aislada y rocosa del desierto. Por el momento, 163 cuerpos fueron transportados a hospitales en El Cairo y serán repatriados a Rusia.

Como medida de seguridad, ayer la aerolínea Emirates se sumó a Lufthansa y Air France, al negarse a sobrevolar la península del Sinaí.

 

Fuente: La Nación.-
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