Emotivo homenaje a Luli, una sanjuanina que murió en un accidente: "Esto no se lo deseo a nadie"

El 8 de febrero de 2024, la vida de la familia Salinas-Hidalgo cambió para siempre. Luciana Salinas, una joven de 20 años, murió tras ser atropellada por un colectivo de la Red Tulum, en la intersección de las calles Quiroz y Condarco, en Rawson. La motocicleta en la que viajaba como acompañante fue impactada por una unidad de la línea 243 de la empresa Mayo, y debido a la violencia del choque, falleció en el acto mientras se dirigía a su trabajo.

Hoy, un año después de la tragedia, su familia realizó un sentido homenaje en su memoria. Con la colaboración de la organización Familias Dolor, instalaron un cartel con un ángel azul que lleva su nombre. El acto estuvo cargado de emoción, recuerdos y lágrimas, mientras sus seres queridos reafirmaban el impacto que Luciana tuvo en sus vidas.

Liliana Hidalgo, madre de la joven, expresó su profundo dolor: "Era todo para mí, la más chica, una niña que le encantaba todo. En su corta vida, a los 20 años, hizo de todo. Jugaba al hockey, era una excelente compañera, tenía su grupo de amigos de la secundaria y mantenía sus amistades. Fue murguera, porque amaba la murga, ella vivía para eso. Era una niña que estaba en todo: educada, muy cariñosa. Amaba a su sobrino, a su hermana; ellas eran una sola, y esto me destruyó la vida".

Luciana estaba estudiando para ser Enfermera Universitaria, un sueño que quedó truncado por la tragedia. Su madre recordó el fuerte vínculo que la joven tenía con su familia, en especial con sus sobrinos y su ahijada. "Luciana era una niña excelente, muy compañera tanto conmigo como con su hermana. Siempre estaba pendiente de sus sobrinos y su ahijada. Amaba a los niños, el mayor de los nietos es el único que sabe que ella ya no está, porque a los otros dos no se les puede decir, los extrañan mucho. Lo único que pudimos decirles es que ella se fue de viaje, pero nada más", recordó la mamá con Diario La Provincia.

El cartel en memoria de Luciana fue colocado en el Barrio Buenaventura Luna, en Rawson, como un símbolo de su recuerdo. "Cuesta mucho, y aunque la siento conmigo, no verla me mata. Ella tenía 20 años cuando falleció, en abril iba a cumplir 21. A esto no se lo deseo a nadie. Aquí estoy, luchando, la extrañamos mucho", concluyó su madre con profunda tristeza.

"Aquel 8 maldito nos destruyó a todos, pero sigo adelante por mi familia. Le pido a Luciana que me dé fuerzas para seguir".