Viñateros aseguran que la quita de retenciones no impactará en San Juan

Desde la Asociación de Viñateros Independientes aseguran que no tendrá un impacto significativo en el sector a menos que se aborden otros problemas estructurales que afectan a la viticultura argentina.

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El reciente anuncio del ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, sobre la eliminación de las retenciones a las exportaciones de vino fue recibido con cautela por los productores sanjuaninos. Aunque la medida promete un alivio nominal, desde la Asociación de Viñateros Independientes aseguran que no tendrá un impacto significativo en el sector a menos que se aborden otros problemas estructurales que afectan a la viticultura argentina.

Juan José Ramos, presidente de la Asociación, explicó que el vino, al igual que otras economías regionales, enfrenta un contexto económico incierto y con desafíos profundos. Si bien la eliminación de las retenciones, que en los últimos años rondaban el 5%, representa un paso positivo, los productores consideran que el verdadero problema radica en el atraso cambiario, la pérdida de competitividad internacional y el aumento de las importaciones.

"Esto no le mueve la aguja a nadie", afirmó Ramos, refiriéndose a la baja en las retenciones. El atraso cambiario, que mantiene el valor del dólar oficial por debajo del costo real de producción, se ha convertido en un obstáculo importante para la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales. A su vez, los costos de los insumos, muchos de los cuales son importados, continúan aumentando en dólares, lo que agrava aún más la situación.

Además, el sector se ve afectado por el incremento de las importaciones de vino, especialmente de productos fraccionados que ingresan al país sin restricciones. Ramos destacó que, a diferencia de años anteriores, ahora las importaciones no requieren licencias automáticas ni aprobaciones técnicas específicas, lo que ha generado una mayor competencia para los vinos argentinos en el mercado interno.

La caída en el poder adquisitivo de los consumidores también ha tenido un impacto negativo en el consumo de vino, un producto no esencial para muchas familias. "En un país donde el salario real cayó significativamente, productos como el vino ven reducido su consumo", explicó Ramos, quien señaló que los productores se ven obligados a ajustar sus precios y, en algunos casos, vender las uvas a un valor inferior al esperado para poder mantener sus operaciones.

El panorama se complica aún más con el aumento de los costos de producción debido a la inflación y la devaluación, mientras que el tipo de cambio oficial no acompaña estos cambios. "El dólar tendría que valer un 50% más para que podamos competir en el mercado internacional", concluyó Ramos, subrayando la disparidad que enfrenta el sector vitivinícola argentino.

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