Día del Inmigrante: hoy, el peor aniversario

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La foto del pequeño Aylan de 3 años de edad, un refugiado de la guerra siria yaciendo sin vida en una playa turca impactó al mundo.  Por qué publicar la crudeza de la imagen es un shock necesario. 






Foto: Reuters.

Por lo menos 12 refugiados que huían de la guerra en Siria, entre ellos chicos, se ahogaron anteayer al intentar alcanzar la isla griega de Kos desde la península turca de Bodrum. La cansada resignación de la opinión pública por las penurias de los sirios y de las decenas de miles de otros refugiados y migrantes que se arriesgan a todo para alcanzar la seguridad de Europa se vio sacudida fugazmente por las horrendas imágenes de una de las víctimas: un chico cuyo cuerpo fue encontrado boca abajo en la arena por un policía turco.

El chico fue identificado como Aylan Kurdi. El cuerpo de su hermano de 5 años, Galip, fue arrojado por las aguas en otra parte de la misma playa. Las fotos y los videos del cuerpo se viralizaron en las redes sociales, primero en Turquía y poco después en todo el mundo, subidas a Internet por observadores, activistas de los derechos humanos y periodistas indignados, con el argumento de que esas perturbadoras imágenes debían ser divulgadas y de que podían servir de catalizador para que la comunidad internacional finalmente se decida a poner un alto a la guerra en Siria.

Entre quienes compartieron esas imágenes y expresaron su desazón se cuentan Liz Sly, corresponsal de guerra de The Washington Post en Siria; Nadim Houry y Peter Bouckaert, de Human Rights Watch (HRW); David Miliband, presidente del International Rescue Committee, y activistas de la ciudad siria de Raqqa, que ahora viven bajo el dominio de Estado Islámico (EI).
En Twitter, muchos de los mensajes iban acompañados del hashtag en turco #KiyiyaVuranInsanlik (la humanidad arrojada a una playa).

A medida que las imágenes se repetían en Facebook y Twitter empezó a surgir un debate sobre las cuestiones éticas que rodean la divulgación de imágenes de un chico muerto.

En las redacciones periodísticas tampoco había acuerdo sobre publicar o no esas imágenes. Muchos periodistas argumentaban acaloradamente que era necesario poner frente a los ojos de la opinión pública el precio que se está cobrando la guerra en Siria y el impacto de las políticas que restringen los pedidos de asilo político en Europa. Pero a muchos editores los preocupaba que las imágenes impresionaran a sus lectores y querían evitar que pareciera que estaban usando imágenes sensacionalistas con fines de lucro.

Las fotos del chico muerto fueron rápidamente digeridas por las redes sociales vernáculas, utilizadas para crear memes con Photoshop y homenajes en video, con imágenes en crudo y difíciles de soportar de la remoción del cuerpo de la playa. Muchas organizaciones de noticias de Estados Unidos decidieron publicar las fotos en sus ediciones en papel y online, pero las opiniones estaban divididas en cuanto a mostrar los primeros planos, mucho más angustiantes, de Aylan sobre la arena y con el rostro parcialmente visible, que tanta atención concentraron en las redes sociales.

The New York Times publicó una imagen menos chocante, que muestra a un policía turco cuando carga el cuerpo, con el rostro oculto. Otros diarios, como The Wall Street Journal y el Baltimore Sun siguieron el mismo curso de acción. "Lo discutimos, pero al final decidimos dar la potente versión de esa foto, porque nos acerca la inmensidad de esta tragedia", dijo Dean Baquet, editor ejecutivo de The New York Times.

Las imágenes más chocantes, sin embargo, aparecieron en dos de los principales diarios de Estados Unidos: Los Angeles Times y The Washington Post. Uno de los diarios más grandes de Canadá, The Globe and Mail, también publicó los primeros planos. Kim Murphy, subeditora en jefe de noticias nacionales e internacionales de Los Angeles Times, dijo que hubo consenso entre los máximos responsables del diario sobre publicar la imagen del chico tal cual fue encontrado, boca abajo en la playa.

"La imagen no es ofensiva, no es cruenta, no es de mal gusto: simplemente es descorazonadora, un testimonio crudo de la tragedia humana que se vive en Siria, Turquía y Europa, y que suele pasar desapercibida", explicó. "Hemos publicado cientos de historias de inmigrantes muertos en barcos que se hunden, camiones sin ventilación y ferrocarriles abandonados, pero bastó la imagen de un pequeño muerto en la playa para que los lectores captaran la magnitud de esta crisis", añadió.

Los sitios de noticias online sopesaron los mismos argumentos que los diarios tradicionales. La imagen apareció en el sitio BuzzFeed, pero no en Vox Media, que en parte se negó a publicarla porque "se está produciendo una especie de viralización de la foto", dijo Max Fisher, su director editorial.
Según el periodista, los preocupaba que el interés por esa imagen ya respondiese "más al morbo que a la compasión".

"Entiendo el argumento de difundir la foto como una forma de generar conciencia y llamar la atención sobre la gravedad de esta crisis de refugiados, y no culpo a los medios que lo hicieron -dijo Fisher-. Pero, en definitiva, decidí en contra de publicarla porque el chico de la foto ya no puede dar su consentimiento para convertirse en un símbolo."

 

Fuente: Por Robert Mackey  para La Nación. Traducción de Jaime Arrambide.- 
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