Messi y su laberinto mental

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Lionel Messi
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"El debate por su continuidad en la selección no está en la mesa familiar", dice su círculo íntimo, que negó una drástica decisión. Hay apoyo del fútbol local.








En forma natural, casi todos los días, el mundo del fútbol sabe en qué anda Lionel Messi. Sus goles, sus títulos, sus gambetas, sus declaraciones. La derrota en la final de la Copa América, sin embargo, transforma la escena. Se conoce, a la distancia, su angustia, el encierro en Rosario y la certeza de que "su cabeza es indescifrable". Los íntimos insisten: "Sólo Leo sabe qué va a hacer, pero el debate por su continuidad en la selección no está en la mesa familiar". No hay una voz oficial, ni siquiera, una palabra informal, que advierta que pretenda apartarse por un tiempo del seleccionado. Está destrozado y sufre las críticas despiadadas: todo eso es verdad. También, vive las horas sorprendido por todo el revuelo que generan esos rumores que viajan como pirañas: nunca entregó pistas sobre un posible abandono del equipo nacional.

Quiere que pase el tiempo. Entiende el contexto: el presente es parecido a los días posteriores a la final de Río de Janeiro. En ese tiempo, un año atrás, también se sugirió una salida momentánea de la Pulga del seleccionado. No ocurrió. Lo que sí pasó, con el arribo del Tata Martino, una suerte de protector de su personalidad, más allá de entrenador, fue convenir en qué partidos no era imprescindible. Amistosos, por ejemplo. En el ciclo del ex conductor de Newell's, apenas faltó en cuatro: 10 de 14, sólo en ensayos internacionales. Son, en realidad, acuerdos tácitos, en los que también interviene Barcelona, club en el que logró todo en el semestre.
"Sólo Leo sabe qué va a hacer, pero el debate por su continuidad en la selección no está en la mesa familiar".

El próximo desafío del seleccionado será el 8 de septiembre, contra México, en Texas, un partido que no será sustancial ni para el crack ni para el futuro de la selección. Un mes más tarde, arrancará el camino de las eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018. La mente de Leo, ahora mismo, está pendiente de algo más profundo que su futuro en celeste y blanco: su mujer Antonella Roccuzzo, embarazada de cinco meses, está internada por precaución en el Hospital Español de Rosario por un pequeño problema de salud. Anoche, en el último parte médico, se conoció el estado: "Los estudios de laboratorio indican una probable infección urinaria, la cual se encuentra en tratamiento con útero-inhibidores antibióticos. Tanto la paciente como el embarazo no presentan riesgos."

El balón doméstico, mientras tanto, lo arropa tanto como puede. Con gestos privados y con palabras públicas. Como las de Luis Segura, el presidente de la AFA: "No entiendo a la gente que cuestiona y discute a Messi, es una injusticia absoluta. Espero que Messi nunca se canse de las críticas, sería lamentable que no venga más a representar a la selección. Puedo aceptar que algunos lo comparen con otro jugador, pero jamás que se lo discuta". Como Marcelo Tinelli, con deseos de ocupar ese sillón: "Me gustaría hablar con Leo, debe estar triste. Hay que contenerlo, haría lo imposible para convencerlo de que juegue". Como César Luis Menotti: "Que lo cuiden a Messi o no vamos al Mundial... Si no hubiese sido por él, la Argentina no habría ido a Brasil; si no jugaba, la Argentina no habría pasado la primera fase; y si no fuese por Leo, la Argentina nunca habría jugado la final".
"No entiendo a la gente que cuestiona y discute a Messi, es una injusticia absoluta. Espero que Messi nunca se canse de las críticas, sería lamentable que no venga más a representar a la Selección".

Edgardo Bauza, el entrenador de San Lorenzo, fue elocuente: "Es una locura. La bronca de no haber ganado la Copa América desató muchas cosas, entre ellas una crítica al mejor jugador que tenemos, que es Messi, y ojalá que no suceda eso [la hipotética salida] porque la selección lo necesita". El mismo camino eligió Matías Almeyda, el conductor de Banfield, que resumió el sentimiento general: "Es el mejor futbolista del mundo y no se lo trata como se merece. Y sí..., algún día se va a cansar de verdad y no va a querer nunca más jugar para la selección. Lo criticábamos hasta porque no cantaba el himno, siempre le buscamos algo. Viene a defender la camiseta, lo hace siempre bien y no tiene por qué cargar todo él".

 

Fuente: La Nación.-
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