¿Qué sucedería al caer en un agujero negro?

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Agujero negro
Agujero negro
Lo más probable es que pienses que, de caer en un agujero negro, morirías de forma instantánea. Sin embargo, tu destino sería bastante más extraño que ese.




El borde de un agujero negro podría ser una bola de fuego.

Quizá podrías enviarle señales en morse con la luz de tu iPhone (hay una aplicación para eso).
Sin embargo, tus palabras le llegan cada vez más lentamente, mientras la frecuencia de las ondas de luz son cada vez más bajas: "Bien, b i e n, b i e n.".

Al llegar al horizonte, Anne te ve congelado, como si alguien hubiera pulsado el botón de pausa.
Y tú sigues allí, inmóvil, tendido en la superficie del horizonte mientras el calor, cada vez mayor, comienza a engullirte.

Según Anne, estás siendo borrado lentamente por el estiramiento del espacio, la interrupción del tiempo y el fuego de la radiación Hawking. Antes incluso de cruzar hacia la oscuridad del agujero negro, eres reducido a ceniza.

Pero antes de planear tu funeral, olvidémonos de Anne y miremos la escena desde tu punto de vista.
Nada
Ahora, ocurre algo aún más extraño: nada.
Navegas directamente hacia el destino más siniestro de la naturaleza sin ni siquiera recibir un golpe, un empujón, sin que nada te tire.

Esto se debe a que estás en caída libre y, por lo tanto, no hay gravedad. Algo que Einstein llamaba su "pensamiento más feliz". Aunque si el agujero negro fuera más pequeño tendrías un problema. La fuerza de gravedad sería mucho más fuerte en tus pies que en tu cabeza, por lo que te estirarías como un espagueti.
Pero tienes suerte y es un agujero enorme, millones de veces mayor que el sol. Así que las fuerzas que podrían volverte espagueti son suficientemente débiles como para ignorarlas.

De hecho, en un agujero negro suficientemente grande podrías vivir el resto de tu existencia de forma bastante normal.

¿Pero cuán normal sería en realidad, dado que estarías siendo absorbido a través de la ruptura de la continuidad del espacio-tiempo, arrastrado contra tu voluntad, sin opción de volver atrás?

Pero cuando piensas en ello, todos conocemos el sentimiento, no por nuestra experiencia con el espacio sino con el tiempo. Éste sólo avanza, nunca retrocede. Y esto no es solo una analogía.
Los agujeros negros deforman el espacio y el tiempo de una forma tan extrema que dentro del horizonte de estos fenómenos ambas dimensiones intercambian papeles.

En cierto sentido, es el tiempo lo que realmente tira hacia adentro. No se puede dar la vuelta y escapar del agujero, del mismo modo que no se puede regresar al pasado.
En este punto querrás parar y preguntarte a ti mismo lo siguiente: "¿Qué diablos ocurre con Anne? ¿Si te estás congelando dentro del agujero negro, por qué insiste en que te quemaste por la radiación antes de llegar al horizonte? ¿Está alucinando?".
Pues no, no está alucinando.
Cuestión de información
Es más, Anne está siendo perfectamente razonable. Desde su punto de vista estás siendo reducido a cenizas en el horizonte.
De hecho, las leyes de la naturaleza requieren que permanezcas fuera del agujero negro como se ve desde la perspectiva de Anne.
Esto se debe a la física cuántica exige que la información nunca se puede perder. Cada bit de información que da cuenta de tu existencia tiene que permanecer en el exterior del horizonte, para que no se rompan las leyes de la física de Anne.

Pero por otro lado las leyes de la física también dictan que navegues a través del agujero sin que te encuentres con partículas calientes ni nada fuera de lo normal. De lo contrario, estarías violando el pensamiento más feliz de Einstein y su teoría de la relatividad.

Así que las leyes de la física necesitan que estés a ambos lados del agujero; fuera convertido en una pila de cenizas y dentro vivito y coleando.

Sin embargo, una tercera ley dice que la información no puede ser clonada. Así que tienes que estar en dos lugares pero sólo puede haber una copia tuya.

De alguna manera, las leyes de la física nos apuntan hacia una conclusión que parece bastante absurda.
Los físicos llamaron a este enigma exasperante la paradoja de información del agujero negro. Pero por suerte, en la década de 1990 encontraron una manera de resolverlo.

Ojos que no ven

Leonard Susskind, profesor de física teórica de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, se dio cuenta de que no había tal paradoja porque nadie nunca ve tu clon.
Anne sólo ve una copia de ti. Tú sólo ves una copia tuya. Y Anne y tú nunca comparan los apuntes.

Además, no hay un tercer observador que pueda ver el interior y el exterior del agujero simultáneamente. Así que ninguna ley de la física se rompe.
A menos que quieras saber cuál de las dos historias es la verdadera. ¿Estás realmente vivo o muerto?
El gran secreto que los agujeros negros revelaron es que no existe ese concepto de realidad. Lo real depende de quién pregunte. Así, existe la realidad de Anne y la tuya. Fin de la historia.
Bueno, casi.

Espeluznante acción a distancia

En verano de 2012 los físicos Ahmed Almheiri, Donald Marolf, Joe Polchinski y James Sully, conocidos como AMPS, idearon un experimento mental que amenazaba con hacer añicos todo lo que creíamos saber acerca de los agujeros negros.
Estos científicos se dieron cuenta de que la solución de Susskind se basaba en el hecho de que cualquier desacuerdo entre Anne y tú estaba mediado por el horizonte de sucesos.
No importaba si Anne vio la versión desafortunada, tú siendo dispersado en el espacio por la radiación Hawking, porque el horizonte le impedía ver la otra versión, tú flotando dentro del agujero negro.

¿Pero qué si hubiera una manera de que ella averiguara lo que hay al otro lado del horizonte sin cruzarlo?
La relatividad ordinaria diría que eso no es algo absolutamente imposible, sino que la mecánica cuántica hace las reglas un poco difusas. Según ésta, Anne podría echar un vistazo al otro lado del horizonte usando un truco que Einstein llamó "espeluznante acción a distancia".

Esto ocurre cuando dos conjuntos de partículas que están separados en el espacio se "mezclan" misteriosamente. Son parte de un todo indivisible, por lo que la información necesaria para describirlas no se puede encontrar uno solo de los conjuntos, sino en los espeluznantes enlaces que hay entre ellas.

La idea del colectivo AMPS consistía en algo así:
Digamos que Anne recogía cierta información cerca del horizonte y llamémosla A.
Si su historia fuera correcta y tú fueras un fracasado, A se mezclaría con un poco de información B, que es también parte de la caliente nube de radiación.
Por otro lado, si tu historia es la verdadera y está vivo y bien en el otro lado del horizonte de sucesos, entonces A debió haberse mezclado con una información algo diferente, C, que se encuentra en algún lugar del interior del agujero negro.
Aquí viene lo bueno: cada bit de información sólo puede ser mezclado una vez. Eso significa que A sólo puede combinarse con B o con C, no con ambos.

Entonces, ¿qué?

Así que volvemos a estar donde empezamos: ¿Qué ocurre cuando caes en un agujero negro? ¿Te deslizas al interior y vives una vida normal, gracias a una realidad que, extrañamente, depende de quien la ve? ¿O nada más llegar al horizonte de sucesos colisionas con un cortafuegos mortal?
Nadie conoce la respuesta y se ha convertido en una de las cuestiones más polémicas de la física fundamental.
Si la verdadera naturaleza de la realidad yace oculta en alguna parte, el mejor lugar en el que buscarla es en un agujero negro.
Aunque quizá sea mejor mirar desde fuera. Al menos hasta que aclaren la cuestión del fuego.
O enviar a Anne dentro. De todas formas, ahora es su turno.
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