Congreso del PJ: Reducirán candidaturas, pero ninguno resigna
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Los cinco postulantes a la presidencia y los doce a la gobernación bonaerense no se dieron por aludidos por el pedido de Cristina. Zannini ratificó ayer que sólo competirán en las PASO los que midan mejor.
El "baño de humildad" no se consumó. No hubo renunciamientos. Por el contrario, se aceleró el debate interno y crecieron las desconfianzas cruzadas en el seno del peronismo. Todos se mostraron de acuerdo con la necesidad de acotar la grilla de candidatos a presidente y a gobernador bonaerense, pero ninguno se hizo cargo del pedido de la Presidenta.
Para que no haya dudas sobre la importancia que tiene el tema para la jefa del Estado, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, ratificó la solicitud. "Debemos llegar a la constitución de una PASO lo más acotada posible", dijo el influyente funcionario ante la cúpula del peronismo, entre los que estaban los cinco precandidatos a suceder a la Presidenta y la mayoría de los doce que aspiran a ocupar el sillón de Daniel Scioli.
"Al que le quepa el sayo que se lo ponga", se desentendió el ministro del Interior y precandidato presidencial, Florencio Randazzo.
La frase de Randazzo fue la respuesta generalizada de los consultados. ¿A quién le habló la Presidenta? Todos señalaron a otro. Randazzo compite por la presidencia contra Scioli, Sergio Urribarri, Agustín Rossi y Jorge Taiana. "Tener cinco precandidatos es un número excesivo", admitió. Ayer, algunos sostuvieron que los últimos dos no estarán en la pelea final; la duda pasaba por si el gobernador de Entre Ríos superaría el corte, aunque sirve como indicio que en el último tiempo Urribarri perdió un apoyo fundamental: los 30 sindicatos que integraban el Movimiento Sindical Urribarri Presidente ya se anotaron en la lista de adhesiones de Scioli.
Más difuso y desordenado aparece el escenario en tierra bonaerense, donde la lista lejos de achicarse creció en la última semana con el desembarco de Aníbal Fernández.
Los que compiten, además del jefe de Gabinete, son el titular de la Anses, Diego Bossio; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza; el jefe comunal de Berazategui, Patricio Mussi; el secretario de Seguridad, Sergio Berni; el referente del Movimiento Evita, Fernando Navarro; el vice bonaerense, Gabriel Mariotto; la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez; el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya; el viceministro de Desarrollo Social, Carlos Castagneto, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Este último, que no estuvo presente ayer en Parque Norte y es resistido por el grueso del kirchnerismo, ratificó ayer que quiere participar en las PASO del 9 de agosto.
El encargado de deslizar una idea que cobra fuerza en la Casa Rosada fue Fernández. "[A presidente de la Nación] deberían ser dos fórmulas, no más que eso; y en la provincia de Buenos Aires, tres o cuatro", dijo Fernández, que se presenta como un posible ordenador de la interna, aunque ese papel es discutido.
"Esto se ordena en poco tiempo. Llegan Aníbal [Fernández], Espinoza, Domínguez... quizá Bossio, pero ninguno más", dijo uno de los hombres más influyentes de la provincia de Buenos Aires.
En el juego de la gestualidad fue significativa la aparición de Scioli, el presidenciable con mejor intención de voto, junto a Espinoza. El jefe comunal de uno de los territorios más importantes electoralmente se presentó como candidato del gobernador e insistió en que no se baja de la pelea, pese al rumor que se instaló en los últimos días de que el Gobierno le pediría que se quede en La Matanza para garantizar el triunfo. "Quiero ser el gobernador de mi provincia", sostuvo.
Otro de los interrogantes que se instalaron en Parque Norte fue si Domínguez podrá superar el escollo que representa para su candidatura la figura de Aníbal Fernández. "Ocupan un espacio similar", explicaron desde el círculo íntimo de uno de los pretendientes del sillón de Rivadavia.
El titular de la Cámara baja también esquivó el convite de la Presidenta. "Los melones sobre la marcha se van a ir acomodando", dijo Domínguez, antes de la cumbre. Un recurso similar usó Rossi: "Como dicen los norteamericanos, take it easy, tiempo al tiempo", dijo el ministro de Defensa en referencia a los días que faltan para el cierre de listas el 20 de junio.
Aunque aún se muestran con aspiraciones de máxima, Mussi y Berni podrían completar las fórmulas. "Me parece que son muchos candidatos, aunque ese poncho no es para mí. Pero lo mío no es caprichoso; pertenezco a un espacio y voy a hacer lo que me pidan", avisó el secretario de Seguridad. Lo cierto es que todo dependerá de los números. "La sociedad los tiene que ver como candidatos", expresó Zannini, en una clara referencia a las encuestas. Con eso como medida, en Parque Norte la mayoría de los dirigentes consultados ya sacaban de la cancha a Navarro, Mariotto, Álvarez Rodríguez, Montoya y Castagneto.
Con la reducción de nominaciones el Gobierno busca evitar lo que sucedió en las PASO de la ciudad, donde se presentaron siete candidatos. "Fue un error", admitió el diputado Juan Cabandié.
El ordenamiento fue, sin dudas, el tema excluyente durante el congreso del PJ, en el que se aprobó por unanimidad autorizar a los apoderados partidarios, Jorge Landau y Eduardo "Wado" de Pedro, que reemplazó en esa función al operador histórico del peronismo y principal armador electoral del kirchnerismo Juan Carlos "Chueco" Mazzón -echado por Cristina Kirchner en marzo-, la conformación del frente electoral por el cual el oficialismo va a presentar candidatos en las elecciones.
Pero, además, la cumbre del PJ fue un llamado a la unidad. "Necesitamos más que nunca estar unidos", aseguró el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que ofició de maestro de ceremonia.
Con un discurso encendido, casi a los gritos, el mandatario salteño, Juan Manuel Urtubey, habló de que el peronismo "tiene la obligación moral de ganar" en octubre, lo aplaudían de pie los cinco presidenciables y una decena de aspirantes bonaerenses. Por ahora, todos adentro.
Fuente: La Nación.-
El "baño de humildad" no se consumó. No hubo renunciamientos. Por el contrario, se aceleró el debate interno y crecieron las desconfianzas cruzadas en el seno del peronismo. Todos se mostraron de acuerdo con la necesidad de acotar la grilla de candidatos a presidente y a gobernador bonaerense, pero ninguno se hizo cargo del pedido de la Presidenta.
Para que no haya dudas sobre la importancia que tiene el tema para la jefa del Estado, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, ratificó la solicitud. "Debemos llegar a la constitución de una PASO lo más acotada posible", dijo el influyente funcionario ante la cúpula del peronismo, entre los que estaban los cinco precandidatos a suceder a la Presidenta y la mayoría de los doce que aspiran a ocupar el sillón de Daniel Scioli.
"Al que le quepa el sayo que se lo ponga", se desentendió el ministro del Interior y precandidato presidencial, Florencio Randazzo.
La frase de Randazzo fue la respuesta generalizada de los consultados. ¿A quién le habló la Presidenta? Todos señalaron a otro. Randazzo compite por la presidencia contra Scioli, Sergio Urribarri, Agustín Rossi y Jorge Taiana. "Tener cinco precandidatos es un número excesivo", admitió. Ayer, algunos sostuvieron que los últimos dos no estarán en la pelea final; la duda pasaba por si el gobernador de Entre Ríos superaría el corte, aunque sirve como indicio que en el último tiempo Urribarri perdió un apoyo fundamental: los 30 sindicatos que integraban el Movimiento Sindical Urribarri Presidente ya se anotaron en la lista de adhesiones de Scioli.
Más difuso y desordenado aparece el escenario en tierra bonaerense, donde la lista lejos de achicarse creció en la última semana con el desembarco de Aníbal Fernández.
Los que compiten, además del jefe de Gabinete, son el titular de la Anses, Diego Bossio; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza; el jefe comunal de Berazategui, Patricio Mussi; el secretario de Seguridad, Sergio Berni; el referente del Movimiento Evita, Fernando Navarro; el vice bonaerense, Gabriel Mariotto; la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez; el presidente del Grupo Provincia, Santiago Montoya; el viceministro de Desarrollo Social, Carlos Castagneto, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Este último, que no estuvo presente ayer en Parque Norte y es resistido por el grueso del kirchnerismo, ratificó ayer que quiere participar en las PASO del 9 de agosto.
El encargado de deslizar una idea que cobra fuerza en la Casa Rosada fue Fernández. "[A presidente de la Nación] deberían ser dos fórmulas, no más que eso; y en la provincia de Buenos Aires, tres o cuatro", dijo Fernández, que se presenta como un posible ordenador de la interna, aunque ese papel es discutido.
"Esto se ordena en poco tiempo. Llegan Aníbal [Fernández], Espinoza, Domínguez... quizá Bossio, pero ninguno más", dijo uno de los hombres más influyentes de la provincia de Buenos Aires.
En el juego de la gestualidad fue significativa la aparición de Scioli, el presidenciable con mejor intención de voto, junto a Espinoza. El jefe comunal de uno de los territorios más importantes electoralmente se presentó como candidato del gobernador e insistió en que no se baja de la pelea, pese al rumor que se instaló en los últimos días de que el Gobierno le pediría que se quede en La Matanza para garantizar el triunfo. "Quiero ser el gobernador de mi provincia", sostuvo.
Otro de los interrogantes que se instalaron en Parque Norte fue si Domínguez podrá superar el escollo que representa para su candidatura la figura de Aníbal Fernández. "Ocupan un espacio similar", explicaron desde el círculo íntimo de uno de los pretendientes del sillón de Rivadavia.
El titular de la Cámara baja también esquivó el convite de la Presidenta. "Los melones sobre la marcha se van a ir acomodando", dijo Domínguez, antes de la cumbre. Un recurso similar usó Rossi: "Como dicen los norteamericanos, take it easy, tiempo al tiempo", dijo el ministro de Defensa en referencia a los días que faltan para el cierre de listas el 20 de junio.
Aunque aún se muestran con aspiraciones de máxima, Mussi y Berni podrían completar las fórmulas. "Me parece que son muchos candidatos, aunque ese poncho no es para mí. Pero lo mío no es caprichoso; pertenezco a un espacio y voy a hacer lo que me pidan", avisó el secretario de Seguridad. Lo cierto es que todo dependerá de los números. "La sociedad los tiene que ver como candidatos", expresó Zannini, en una clara referencia a las encuestas. Con eso como medida, en Parque Norte la mayoría de los dirigentes consultados ya sacaban de la cancha a Navarro, Mariotto, Álvarez Rodríguez, Montoya y Castagneto.
Con la reducción de nominaciones el Gobierno busca evitar lo que sucedió en las PASO de la ciudad, donde se presentaron siete candidatos. "Fue un error", admitió el diputado Juan Cabandié.
El ordenamiento fue, sin dudas, el tema excluyente durante el congreso del PJ, en el que se aprobó por unanimidad autorizar a los apoderados partidarios, Jorge Landau y Eduardo "Wado" de Pedro, que reemplazó en esa función al operador histórico del peronismo y principal armador electoral del kirchnerismo Juan Carlos "Chueco" Mazzón -echado por Cristina Kirchner en marzo-, la conformación del frente electoral por el cual el oficialismo va a presentar candidatos en las elecciones.
Pero, además, la cumbre del PJ fue un llamado a la unidad. "Necesitamos más que nunca estar unidos", aseguró el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que ofició de maestro de ceremonia.
Con un discurso encendido, casi a los gritos, el mandatario salteño, Juan Manuel Urtubey, habló de que el peronismo "tiene la obligación moral de ganar" en octubre, lo aplaudían de pie los cinco presidenciables y una decena de aspirantes bonaerenses. Por ahora, todos adentro.
Fuente: La Nación.-
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