Grigio, el extraordinario perro de San Juan Bosco

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Mucho se conoce sobre la labor apostólica de San Juan Bosco, especialmente por llevar la palabra de Cristo a los jóvenes, pero muy pocos conocen  las veces en las que un perro le salvó la vida mientras deambulaba por las peligrosas calles de Turín. Su fiel amigo al que llamó Grigio apareció de la nada, acompañó al santo por 12 años y de la misma manera desapareció, pero dejó testimonio de su protección hacia Don Bosco.


El perro es el mejor amigo del hombre, esta es una frase mundialmente conocida. La estrecha relación que ha mantenido el hombre con los perros data desde hace más de 10.000 años y muchas historias al respecto se pueden contar tanto de las hazañas compartidas como de las protecciones que estos hacen hacia las personas. Una de ellas es la de San Juan Bosco quien fue salvado de morir atacado por delincuentes en más de una ocasión.


San Juan Bosco es conocido por muchos por su admirable apostolado con los jóvenes, por lo que fue llamado “Padre y maestro de la juventud”. Por esto son innumerables las anécdotas que se le atribuyen al santo por llevar a Cristo a los jóvenes, especialmente a los pobres y marginados de la peligrosa ciudad de Turín, en donde trabaja hasta muy tarde.


Así fue que en una noche de 1883 don Bosco caminaba por una calle de estas calles peligrosa en Turín cuando apareció de repente un perro pastor alemán y siguió al santo. Al principio el Don Bosco temió ser atacado, pero pronto comprobó que el animal no tenía esas intenciones sino que era amigable. Desde entonces cada vez que este santo se encontraba solo en la noche en algún lugar peligroso el perro aparecía. Debido a su pelaje gris, Don Bosco le llamaba “Grigio”, que significa gris en italiano.


Sobre las aventuras con Grigio, se cuenta que don Bosco era odiado por los herejes de Turín quienes negaban el culto a los santos, el sacerdocio y los sacramentos. En cierta ocasión uno de ellos intentó matarlo de un disparo pero falló. Cuando se oyó el disparo el perro apareció para atacar al hereje y hacerlo huir.


En otra ocasión unos bandidos atacaron a Don Bosco por la espalda y le cubrieron la cabeza. De la nada volvió a aparecer Grigio saltando sobre uno de los bandidos provocando que cayera al suelo. El momento fue aprovechado por el perro para sujetarlo del cuello con sus colmillos, pero don Bosco le pidió que lo soltara. Así lo hizo el animal y también huyó del lugar. También se sabe que una vez un hombre quiso atacar a don Bosco con una estaca, pero apareció Grigio y pudo salvarlo.


Cada noche, cuando los jóvenes del oratorio se retiraban a sus hogares, el Grigio aparecía para hacerle compañía al cura. Durante doce años fue un inseparable amigo y compañero de largas jornadas.  El perro, nunca le aceptó comida a don Bosco, ni por supuesto ningún cobijo. En cuanto a los niños, estos podían acariciarlo y hacerle travesuras.


Una tarde, luego de caminar juntos hacia la casa de un amigo, el Grigio se quedó en la puerta. Al salir de la casa don Bosco ya no lo encontró. Nunca supo qué pasó con Grigio, pero cuando desaparecieron las persecuciones contra don Bosco, el perro dejó de presentarse.


La historia de Grigio es absolutamente extraordinaria. El perro aparece en casi todas las biografías del santo. Algunos sostienen que se trata de un perro fantasma o un ángel bajo esta forma, pero lo cierto es que según lo documentado al respecto fue un perro de carne y hueso. La hipótesis más razonable consiste en considerarlo un perro errante que se había apegado a San Juan Bosco.

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