Cómo sigue funcionando la panadería sanjuanina que emplea gente con discapacidad

La primera cooperativa de personas con discapacidad de San Juan continúa con sus puertas abiertas, ofreciendo facturas y semitas mientras inserta a jóvenes neurodivergentes al mercado laboral.

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La panadería "Santa Josefina", ubicada estratégicamente en Calle Catamarca 479 sur, casi Avenida Córdoba, no es un negocio de panificación más. Se trata de la primera cooperativa de trabajo en la provincia conformada por jóvenes con discapacidad junto a sus padres, impulsada con el objetivo central de generar una verdadera inclusión laboral. Desde el inicio, el local se promociona como un lugar donde "se venden dulces emociones" y ofrecen un amplio surtido que incluye pan, tortitas, raspaditas, galletas y, por supuesto, las codiciadas semitas y facturas. Mari, una de las coordinadoras, enfatizó que este es un lugar "muy especial, atendida por chicos con capacidades especiales", cuya principal tarea es la atención al público y la reposición.

El equipo de trabajo está formado por siete jóvenes, entre ellos Santiago Molina, José Eduardo Tejada, Juan Diego Tejada, Santiago Mira (quien participó de la entrevista), Alejandra Comerio y Sofía Gómez. Estos jóvenes atienden en dos turnos diarios, demostrando gran compromiso con sus responsabilidades. Santiago, en particular, expresó con claridad el aspecto fundamental de su labor: "Sí, hay semitas para menés, para comprar, para marcar con el copado y la plata". Posteriormente, ratificó: "Hay que juntar la plata en la caja para la panadería". Este énfasis en el manejo del dinero subraya la seriedad con la que toman su trabajo y la comprensión del valor y el sistema del emprendimiento. Mari añadió que, si bien algunos tienen más habilidad para la caja, "la idea es que todos tengan los conocimientos básicos y de hecho lo hacen muy, muy bien. Y la atención al público es excelente."

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La experiencia de compra en Santa Josefina ha sido notablemente positiva. Mari comentó que la predisposición del público es "increíble porque la gente acá entra con muy buena onda, muy buenas vibras y aparte lo que los chicos le devuelven es... Se van muy contentos". Este ambiente de apoyo mutuo es esencial para el proyecto. Por su parte, Santiago no pudo ocultar su entusiasmo por su producto favorito: "Mejor la factura". Además, compartió la alegría familiar ante su trabajo formal: "Pasan a hacerle cosas, a comprar en panadería, a ver cómo va. Van a traer una factura. Mirá acá hay un panadista", revelando el orgullo que sienten sus allegados por su inserción laboral.

El proyecto de la cooperativa es un esfuerzo colectivo "a pulmón" que nació de un grupo de padres comprometidos. Contó con el apoyo crucial de la iglesia, siendo impulsado por la acción del Padre José Juan García y con el incentivo del Arzobispado. Además, la iniciativa recibió un espaldarazo institucional determinante: la Universidad Católica de Cuyocedió en comodato el local en pleno centro y el Ministerio de Familia y Desarrollo Humano asesoró en la formación de la cooperativa y brindó capacitación a los futuros panaderos, incluyendo el curso adaptado de Manipulación de Alimentos. El objetivo final, según Mari, es "justamente que los chicos puedan insertarse en el mercado laboral, con lo que eso significa," calificándolo como un "proyecto muy noble" de "Inclusión pura". Actualmente, ofrecen pan, semitas calientes y la opción de "café al paso" para aquellos que van de prisa.

Santa Josefina

A pesar de los logros y el corazón puesto en la iniciativa, el mayor desafío actual es la sostenibilidad. Mari fue clara al respecto, solicitando la colaboración de la comunidad: "La verdad es que nosotros necesitamos mucha difusión también... Más allá de los desafíos diarios, el mayor desafío en este momento es sostener el negocio como tal. Sin diferencias con cualquier otro negocio. Totalmente. Entonces bueno, la difusión realmente nos ayuda mucho." La Panadería Santa Josefina, con su lema "Panadería con corazón," no solo vende pan, sino que afianza la dignidad del trabajo y demuestra que la inclusión es posible cuando una comunidad entera se une para apoyar un sueño.

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