El mate, ese ritual que no se negocia y que conmemoramos en su Día Nacional

Cada 30 de noviembre Argentina celebra el Día Nacional del Mate, una fecha que reconoce a una de las tradiciones más profundas del país. En San Juan se mantiene como un símbolo de encuentro, identidad y costumbre cotidiana.

San Juan

El mate no necesita presentación: está en las casas, en las plazas, en los trabajos, en las canchas y en cada viaje. Según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate, más de 8 de cada 10 argentinos consumen mate de forma habitual. En San Juan, la tradición también tiene sello propio: grupos de estudio con el termo al lado, trabajadores compartiendo ronda en la oficina, deportistas cebándose uno antes del entrenamiento y familias enteras que lo consideran indispensable en la sobremesa.

El Día Nacional del Mate se celebra desde 2015, en homenaje al nacimiento de Andrés “Andresito” Guacurarí, gobernador guaraní que impulsó el cultivo y el desarrollo de la yerba mate en Misiones a comienzos del siglo XIX. La jornada busca poner en valor una costumbre que atraviesa generaciones y regiones, pero que mantiene siempre el mismo espíritu: compartir.

En la provincia, el mate acompaña a los trabajadores en las mañanas frías, a los estudiantes en los patios de las facultades y a quienes manejan largas horas rumbo a los departamentos alejados. Para muchos, cebar un buen mate es casi un oficio: la temperatura justa, la yerba preferida y el termo que nunca falta.

Incluso en los últimos años crecieron los emprendimientos locales de mates artesanales, bombillas de acero sanjuanino y termos personalizados. El mate se volvió también un elemento de identidad estética y cultural.

El mate es la excusa perfecta para una conversación breve o una charla profunda; para un descanso en el trabajo o para iniciar un viaje. Y en tiempos donde lo digital ocupa cada vez más espacio, el mate sigue siendo un puente humano: pasa de mano en mano, obliga a detenerse un segundo y a compartir algo simple.

Este domingo 30, en casas, plazas y clubes, el mate volverá a hacer lo que mejor hace: reunir. Y aunque cambien las formas, ya sea con yerba con hierbas, blends premium, mates de acero, termos inteligentes, la esencia sigue intacta. El mate no es solo una infusión. Es un gesto, un lenguaje y una compañía. Y en Argentina, y en San Juan, es una parte indeleble de quienes somos.

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