García Cuerva alertó sobre el avance del narcotráfico y pidió diálogo para construir “un país más justo”

Durante la misa central en la Basílica de Luján, el arzobispo de Buenos Aires llamó a la unidad nacional y advirtió sobre la pobreza y las consecuencias sociales del narcotráfico.

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Miles de fieles participaron de la tradicional peregrinación a Luján bajo el lema “Madre, danos amor para caminar con esperanza”. En la misa central, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, ofreció un mensaje cargado de reflexión social y un pedido concreto a los argentinos: recuperar el diálogo y la fraternidad para enfrentar los desafíos del país.

“Hay muchos hermanos que ya no tienen fuerzas para seguir, que se sienten aplastados por la pobreza, las enfermedades, la soledad o las consecuencias del narcotráfico”, expresó el religioso desde el altar mayor. En su homilía, pidió no caer en la indiferencia ni resignarse al “no se puede”, y recordó que la fe también implica compromiso con quienes más sufren.

El arzobispo sostuvo que la peregrinación simboliza el esfuerzo colectivo de un pueblo que no se rinde. “Caminamos por los que ya no dan más, por nuestros abuelos, por los jóvenes atravesados por la droga, por los que buscan trabajo, por las familias que sufren y por los sueños de nuestra patria”, afirmó ante miles de peregrinos que colmaron el templo.

En medio del clima electoral rumbo a los comicios legislativos del 26 de octubre, García Cuerva hizo además un llamado a la responsabilidad de la dirigencia política. “No debemos dejarnos tentar por los atajos fáciles ni por los espejitos de colores que nos prometen soluciones mágicas. La verdadera salida está en el esfuerzo compartido y en la justicia social”, señaló.

Días atrás, el arzobispo había sido contundente al referirse a la problemática del narcotráfico. En declaraciones radiales, advirtió que “cuando el Estado se retira de los barrios, avanza el narco” y habló sobre los riesgos de un “narcoestado”. En ese sentido, subrayó que la clase política “debe ser transparente, comprometida y honesta” para no dejar espacio a la corrupción ni al delito organizado.

El mensaje de García Cuerva volvió a resonar en una de las celebraciones religiosas más convocantes del país, en la que la fe y la esperanza se mezclaron con un fuerte reclamo social: la necesidad de un Estado presente, una dirigencia responsable y un pueblo unido frente a las adversidades.

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