La emotiva despedida de un proteccionista sanjuanino a un perrito que no pudo ser salvado

La historia de Gringo es de esas que tocan fibras sensibles y muestran el lado más humano de la sociedad. Este perro mestizo, que pasó buena parte de su vida en la calle, fue hallado en pésimas condiciones durante una jornada de viento zonda. Su caso salió a la luz gracias al proteccionista Luciano Castro, quien decidió intervenir para darle una oportunidad.

Luciano lo trasladó de urgencia a la veterinaria Retoño, donde se confirmó que el animal sentía un dolor insoportable y tenía compromiso neurológico en sus patas traseras. Aun así, quedó internado con la ilusión de encontrar una solución que le devolviera la movilidad.

Un día después, fue llevado a la veterinaria Montilla para una evaluación más exhaustiva. Allí, las radiografías revelaron la verdadera dimensión del daño: múltiples lesiones en la médula espinal, cinco picos de loro en la columna y una pata irreparablemente destruida. Los especialistas coincidieron en que una cirugía no solo sería extremadamente invasiva, sino que no le devolvería la capacidad de caminar.

Frente a este panorama, y para evitarle un sufrimiento prolongado, se tomó la decisión de practicarle la eutanasia. El procedimiento tuvo un costo elevado y el proteccionista lanzó una colecta urgente en redes sociales, que fue rápidamente respondida por decenas de personas solidarias.

Gracias a ese apoyo, Gringo pudo partir sin dolor, acompañado por quienes lo cuidaron en sus últimas horas. “Al menos se fue en paz y no en el abandono en el que lo encontramos”, expresó Luciano en sus redes, en agradecimiento a todos los que colaboraron.

La historia de Gringo, aunque triste, se convirtió en un símbolo de empatía y compromiso. Recordó que aún en los peores escenarios, siempre hay personas dispuestas a ofrecer ayuda y cariño.