Cómo evitar la ansiedad a la hora de comer

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Hay que evitar la desesperación frente a la comida para no ingerir alimentos de forma compulsiva. Programar las ingestas del día es uno de los buenos hábitos a incorporar.




 





 

En la desesperación que se genera en torno a las comidas se producen los atracones y es allí donde el cuerpo tiende a comer en forma compulsiva. Cuando se inicia un plan alimentario saludable para bajar de peso, uno de los principales enemigos que asoma en las dietas suele ser la ansiedad que, erróneamente, se intenta acallar con las comidas.

Es normal que al llegar al hogar luego de una jornada extensa de trabajo, donde tal vez no hubo demasiado tiempo para comer, se liberen las tensiones del día y se ataque sin piedad a la heladera.
Es importante beber gran cantidad de líquidos en las comidas.

"Esta sensación tiene su base fisiológica. Por un lado, si hemos comido poco durante el día, muchas veces salteando la merienda antes de volver a casa, el azúcar en sangre estará baja y ésto produce apetito. Además, cerca de las siete de la tarde se produce el descenso de un neurotransmisor cerebral llamado serotonina, que se relaciona con el ánimo y el control del apetito. Produciendo mayor ansiedad y ganas de comer, sobre todo alimentos que nos produzcan cierto placer. Para peor, esa ansiedad aumenta la adrenalina en sangre, y con ella disminuye el autocontrol", explicó la médica nutricionista Romina Wulfsohn (MN 112.579), del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.

Programar las ingestas del día de acuerdo a las actividades ya previstas. Pensar qué se va a comer, comprarlo y prepararlo con tiempo ayuda para que las comidas ocurran y sea más sencillo encontrar el tiempo para hacerlas efectivas.

Hacer cuatro comidas al día, de esta forma se reducen las posibilidades de error.

Repartir las comidas regularmente durante el día para evitar descensos abruptos de los niveles de azúcar en sangre.

Es importante mantener una dieta equilibrada y variada, además de conocer cómo puede afectar al cuerpo el consumo abusivo de algunos productos. Sucede que de una parte de la ansiedad que se experimenta puede ser debida al consumo de distintos estimulantes y a deficiencias en vitaminas o minerales concretos.

Los estimulantes: café, té, refrescos con cafeína, extractos de guaraná, ginseng y alcohol, estimulan el sistema nervioso y sobreactivan al organismo, lo que puede provocar ansiedad, nerviosismo e insomnio. La cafeína es el estimulante que se consume con más frecuencia, está presente en el café, las bebidas cola y las energizantes. "Se recomienda consumir -como máximo- 100 miligramos de cafeína al día. Esto equivale a una taza de café o dos bebidas cola. Si hay problemas de ansiedad, mejor elegir la opción descafeinado, refrescos sin cafeína o infusiones sin estimulantes", dijo la nutricionista Wulfsohn.

Conviene limitar el consumo de sal y azúcares refinados (también de edulcorantes artificiales) ya que pueden provocar ansiedad y otros problemas de salud si se consumen en exceso. "Hay que minimizar el consumo de aditivos químicos y otros productos artificiales como colorantes y conservantes, que son utilizados en el procesamiento de la comida industrial, ya que no se conocen bien sus efectos sobre el organismo a largo plazo", contó la especialista en nutrición.

Los estados de ansiedad implican un gran desgaste físico y mental. Por tanto puede ser recomendable la toma de ciertos suplementos de vitaminas y minerales (siempre bajo la supervisión o asesoramiento de un especialista).

 

Fuente: Infobae.-
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