Una mamá de octillizos fue abuela a los 49 años

La estadounidense, Nadya Suleman, quien se hizo conocida por su extraordinaria historia de maternidad, dio la bienvenida a su primera nieta

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Nadya Suleman
Nadya Suleman

En enero de 2009, el nombre de Nadya Suleman recorrió el mundo cuando dio a luz a octillizos en un hospital de California, una noticia que generó tanto asombro como controversia. Hoy, más de una década después, la mujer que se convirtió en un fenómeno mediático como la “octomom” celebra un nuevo capítulo en su vida: la llegada de su primera nieta.

A los 49 años, Suleman compartió la noticia a través de sus redes sociales, donde expresó su alegría y agradecimiento. “¡Gracias, hijo y nuera, por darnos este hermoso regalo! ¡Somos muy afortunados de que ella sea la nueva integrante de nuestra familia!”, escribió en una publicación acompañada de una tierna imagen.

Este nacimiento marca un hito en la vida de Nadya, quien es madre de 14 hijos, incluidos los octillizos que la hicieron famosa. Aunque la atención mediática sobre su vida ha disminuido, la noticia de su nieta trajo un rayo de felicidad a su familia, especialmente en medio de los desafíos personales que ha enfrentado a lo largo de los años.

El nombre de Nadya Suleman alcanzó notoriedad mundial cuando, en enero de 2009, trajo al mundo a octillizos en un hospital de Bellflower, California, como resultado de un tratamiento de fertilidad. La noticia causó revuelo no solo por el inusual nacimiento múltiple, sino también porque Nadya ya tenía otros seis hijos, lo que elevó el tamaño de su familia a catorce miembros. Este hecho desató un intenso debate ético y social sobre la responsabilidad parental, el uso de tratamientos de fertilidad y las implicaciones económicas y emocionales de criar a una familia tan numerosa.

Suleman pronto se vio inmersa en una tormenta mediática. La cobertura de su vida personal fue implacable, con gran cuestionamiento sobre su capacidad para cuidar de tantos niños, ya que en ese momento no contaba ni con una pareja ni con un trabajo estable.

Angela Suleman, su madre, fue una de las primeras en expresar públicamente su preocupación, afirmando que su hija no estaba en condiciones de cuidar adecuadamente de 14 hijos. La opinión pública se sumó rápidamente al escepticismo, cuestionando el impacto que esta situación podría tener en el bienestar de los niños.

La atención mediática sobre Nadya no solo se centraba en la logística de criar a tantos hijos, sino también en la ética de su decisión de someterse a tratamientos de fertilidad sin tener los recursos para mantener a su familia. Las imágenes de su vida diaria y entrevistas personales mostraban a una mujer enfrentándose al juicio social mientras intentaba manejar una situación extremadamente desafiante. Su vida fue examinada al detalle, convirtiéndose en el tema de debates televisivos y artículos de opinión, muchos de los cuales la criticaban por lo que consideraban una decisión irresponsable.

Durante los años en que Nadya fue el centro de la atención mediática, decidió tomar medidas drásticas para mantener a su numerosa familia. La presión financiera y el intenso escrutinio público la llevaron a trabajar en la industria del entretenimiento para adultos y como bailarina, decisiones que más tarde describiría como deshumanizantes y parte de un periodo oscuro de su vida. En una entrevista reveladora con el Daily Mail, Suleman confesó que sentía vergüenza por las decisiones que tomó en ese momento, explicando que todo lo hizo con el fin de “poner comida en la mesa” para sus hijos.

La crítica pública era implacable, pero lo que muchos no sabían, según dijo, es que no recibió el apoyo financiero que se creía. En lugar de vivir de donaciones o ayudas, como algunos suponían, ella pagó todo de su propio bolsillo, enfrentándose sola a las consecuencias de su creciente fama. Durante este tiempo, también desarrolló una adicción a medicamentos, lo que añadió más dificultades a su ya complicada vida.

La mujer admitió que los dos últimos años de carrera en esa industria, fueron los más oscuros y destructivos de su vida, y que sentía una profunda responsabilidad por proteger a sus hijos de la exposición pública, rechazando incluso ofertas para participar en reality shows.

En 2013, tomó la decisión de abandonar su identidad pública como la “octomom” y reconstruir su vida. Describió este momento como el fin de un capítulo devastador y el comienzo de una nueva etapa dedicada completamente a sus hijos. Suleman afirmó que, aunque la fama le ofrecía oportunidades económicas, como protagonizar un reality show, rechazó todas estas propuestas para evitar que sus hijos se convirtieran en el centro del escrutinio mediático.

Este cambio de rumbo implicó “matar” el personaje de “octomom” que los medios habían creado y retomar el control de su vida. Su prioridad era asegurar que ninguno de sus hijos, especialmente sus hijas, siguiera el camino que ella había recorrido. “Prefiero vivir con mis 14 hijos en una furgoneta que dejar que alguna de mis hijas siga el mismo camino que yo”, expresó. A partir de allí, se concentró en ofrecerles una vida más estable y alejada de los focos, renunciando a la fama que una vez la había definido.

Este periodo también marcó un profundo cambio personal. Suleman se alejó de las adicciones y los trabajos que consideraba humillantes, y buscó un ambiente más saludable para su familia, centrándose en ser una madre presente y comprometida con el bienestar de sus hijos.

La vida de Nadya no ha estado exenta de desafíos personales y familiares desde que dejó atrás su figura mediática. Tras su decisión de centrarse exclusivamente en sus hijos, enfrentó diversos golpes duros. Uno de los más difíciles fue el fallecimiento de su madre, una pérdida que afectó profundamente a la familia. Poco después, su padre quedó paralítico, lo que sumó más dificultades a su ya compleja situación familiar.

Además de estas tragedias, varios de sus hijos han sido diagnosticados con autismo, lo que implica necesidades de atención médica y emocional constantes. La mujer reveló que, a pesar de todo su esfuerzo por mantenerse fuerte, su propia salud también había sufrido. Las secuelas físicas del embarazo múltiple le dejaron dolores de espalda crónicos, una condición que sigue enfrentando a diario.

A pesar de todo, Suleman ha mantenido su determinación de cuidar a su familia con los recursos que tiene, enfocándose en el bienestar de sus hijos y manejando las dificultades con resiliencia. Este conjunto de retos personales no impidió que Nadya saliera adelante. Su prioridad ha sido siempre la estabilidad de sus hijos, y ha enfrentado estos momentos con la convicción de ofrecerles una vida mejor, a pesar de las adversidades que marcaron su camino.

Luego de dejar atrás la fama decidió regresar a su ciudad natal en Orange County, California, donde comenzó una nueva vida enfocada en ayudar a los demás y recuperar su estabilidad. Suleman, quien había estudiado para ser enfermera psiquiátrica, decidió aprovechar su formación y encontró trabajo asistiendo a mujeres en situación de vulnerabilidad. Su experiencia personal con la adversidad le permitió ofrecer apoyo y orientación a quienes atravesaban momentos difíciles, lo que se convirtió en una forma de reconstruir su propia vida mientras ayudaba a otras personas.

Este cambio de rumbo fue un reflejo del nuevo enfoque que quería para su vida y su familia. Sin embargo, no estuvo libre de complicaciones. Su decisión de alejarse de los medios disgustó a algunos miembros de su equipo, especialmente a su exmánager, con quien tuvo que enfrentar problemas legales. A pesar de estos obstáculos, Suleman logró resolver las dificultades a base de esfuerzo y perseverancia, enfocándose en su papel como madre y trabajadora.

El giro radical en su vida no solo significó un nuevo entorno laboral, sino también un cambio en su visión de la vida, en la que el bienestar de sus 14 hijos y la estabilidad emocional y financiera de su hogar se convirtieron en sus principales prioridades.

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