Niño recibió a su perrita durante tratamiento de quimioterapia y su ánimo mejoró

Nico, un pequeño luchador contra el cáncer, vivió un emotivo encuentro con su perra Nikita en el sanatorio. El amor incondicional de su mascota le permitió superar un difícil momento emocional durante su tratamiento de quimioterapia.

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Nicolás Fortuna
Nicolás Fortuna

El Sanatorio de Niños de Rosario puso en marcha un novedoso programa que tiene como objetivo mejorar el bienestar emocional de los niños que atraviesan tratamientos médicos complejos, permitiendo que sus mascotas los acompañen durante la internación. Esta iniciativa fue posible gracias a la solicitud de los padres de Nicolás Fortuna, un niño de siete años que lucha contra un neuroblastoma, quien pudo reencontrarse con su perra salchicha, Nikita, en una emotiva visita que tuvo lugar el viernes pasado.

La familia de Nicolás, al enterarse de la posibilidad de que los niños pudieran recibir a sus mascotas en el sanatorio, realizó la solicitud a las autoridades de la institución, quienes respondieron rápidamente y con mucho entusiasmo. Pamela, la mamá de Nico, compartió los detalles del encuentro: “Desde el miércoles, Nico casi no hablaba. Después de tantos tratamientos difíciles, está pasando por un momento emocionalmente muy complejo. Cuando me enteré de que los médicos estaban dispuestos a dejar entrar a Nikita, no dudé en hacer el pedido. Y todo se gestionó de forma rápida. Los veterinarios evaluaron a la perra, las doctoras de Nico supervisaron la situación y, el viernes, se reencontraron. Desde ese momento, el ánimo de mi hijo cambió por completo.”

Nikita, la fiel perra salchicha de Nicolás, se convirtió en su compañera inseparable durante estos años de lucha. La familia de Nico se hizo conocida en Rosario por la colecta solidaria que organizaron para solventar los gastos del tratamiento en España, donde estuvieron más de dos años en busca de una terapia experimental para controlar el cáncer. A pesar de los avances, Nico sufrió una recaída, y la terapia continúa con sesiones de quimioterapia cada 20 días, lo que obliga a Nico a internarse durante cinco largos días. En estos momentos, Nikita se queda en casa esperando a su pequeño dueño, sin saber cuándo podrá verlo nuevamente.

“Cuando Nico está internado, Nikita se queda en el sillón esperando. Es como si supiera que su amigo está fuera de casa”, contó su mamá. El encuentro entre ambos fue un momento muy esperado y, para Nicolás, una verdadera sorpresa. “Cuando vio entrar a Nikita en la habitación, se le llenaron los ojos de lágrimas, sonreía y, después de que la perra se fue, empezó a contarle a la médica todo sobre ella. Estaba tan contento, volvió a hablar, a sonreír, a tener energía. Fue un cambio radical”, relató Pamela.

La decisión de permitir la visita de los animales a los niños internados surgió tras notar que muchos pacientes pedían ver a sus mascotas durante estancias prolongadas en el sanatorio, sobre todo aquellos que enfrentan enfermedades graves o tratamientos prolongados. Con un protocolo de salud diseñado específicamente para garantizar la seguridad de todos los involucrados, el Sanatorio de Niños implementó este programa pionero en la región.

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