Tiene 87 años, se recibió de psicóloga y emocionó a todos

“Me aceptaron de maravilla”, destacó la abuela sobre sus compañeros.

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Dionisia Beatriz Guzmán
Dionisia Beatriz Guzmán

Una historia de esfuerzo y perseverancia que emociona por todos lados. Dionisia Beatriz Guzmán se recibió a los 87 años de psicóloga rindiendo la tesis con 10 y cumplió así uno de los sueños más grande de su vida.
 
“Fue una experiencia muy linda”, aseguró en Seguimos en El Doce la flamante licenciada al contar cómo fue la carrera universitaria y el especial vínculo que mantuvo con sus compañeros de facultad: “Los jóvenes me aceptaron de maravilla, era una más entre ellos, éramos muy pocas las personas mayores”.
 
Sobre esa relación con el resto de los estudiantes aseguró que le dieron “toda la energía del mundo” y entre risas confesó: “Por momentos llegaba a pensar que con las personas mayores como yo me aburría”.
 
Dionisia es de Nono, en Traslasierra. Comentó que allí solo pudo hacer primero y segundo grado pero al ser la mayor de nueve hermanos sus padres decidieron que dejara la escuela para cuidar a los hermanitos. “Yo desde niña quería terminar todas las etapas escolares y soñaba con venir a la ciudad y estudiar una carrera, quizá no sabía en ese momento qué quería pero sí me quería desarrollar en una carrera universitaria”.
 
El sueño no pudo hacerlo realidad apenas llegó a la capital porque tuvo que trabajar para colaborar con sus padres. Según explicó, a los 21 años tuvo a su primera pareja con quien formó familia. A partir de ese momento retomó el plan para terminar la primaria y el secundario.
 
Compañera y consejera
 
La licenciada admitió que en varias ocasiones se convirtió en consejera de sus compañeros. “Los chicos me decian ‘Dionisia a veces no tengo ganas de venir a la facultad y en cuanto me acuerdo de vos que no faltás nunca, ahí me visto y me voy’”, relató sobre uno de los momentos particulares en la facultad.
 
“Vivía dándoles consejos, chicos no dejen, estudien, dejen de salir por ahora en tiempo de parciales. Los retaba todo el tiempo”, reconoció. También aseguró que los profesores no le regalaban nada. “Era para todos iguales”, afirmó.
 
A modo de reflexión, señaló: “Haciendo esto me sentí tan bien, porque era lo que quería hacer. Como tenía todo el tiempo para mí, no tenía preocupaciones, no tenía a quién cuidar, lo hacía muy tranquila y me dedicaba mucho a estudiar”.

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