Argentina tiene un huso horario que no le corresponde

Interés General
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Todo el país se rige por el huso -3, que ni siquiera toca territorio argentino. ¿Cómo se llegó a este despropósito? La historia es sencilla e incluye una curiosa sucesión de errores.




 



La Argentina es un país peculiar en muchos aspectos: unos fascinantes, otros molestos, algunos curiosos. En este último grupo está el huso horario que rige la hora del país. Casi la totalidad del territorio argentino está dentro del huso horario -4 (cuatro zonas a la izquierda del Meridiano de Greenwich), y una pequeña fracción en el -5. La Argentina no tiene territorio en el huso -3. Pero supongo que ya habrán adivinado que dónde queda el país no ha sido considerado un dato demasiado relevante a la hora de decidir qué hora usar. Aún así, todo el país se rige por el huso horario -3. ¿Por qué?

La Argentina adhirió al sistema de husos horarios mundiales en 1920. En ese momento, considerando que casi la totalidad del territorio queda en el huso -4, el presidente Irigoyen adopta éste para la hora oficial argentina.
El presidente Irigoyen adoptó el huso horario -4 para la hora oficial argentina.

Diez años después, en 1930, la Argentina comienza a adoptar la política -habitual en otras partes del mundo- de adelantar la hora durante el verano para aprovechar mejor la luz solar. La hora de verano siguió instrumentándose con intermitencias hasta 1969, cuando el gobierno de facto del general Onganía dispone que la hora ya no cambie. Pero comete un pequeño error: en vez de regresar la hora al huso -4, deja a la Argentina de manera permanente en hora de verano... ¡aun en invierno!

Sólo cinco años después el gobierno de Perón retoma el cambio de hora veraniego, pero ignorando que la hora ya estaba adelantada. Y decide adelantar la hora aún más, colocando al país durante el verano en el huso -2. Eso es dos husos completos desplazado de lo que corresponde a la ubicación del territorio, tres para las provincias del oeste. Para apreciar el despropósito, al adoptarse horario de verano en el oeste cuando el reloj marcaba el mediodía solarmente eran las 9 de la mañana. En esos momentos la hora en Bariloche ¡era la misma que en las islas de la costa occidental de África!

A partir de ese momento, el cambio de hora de verano se repuso y anuló intermitentemente, pero sin que nadie jamás enmendara el error generado por esas dos decisiones. Cuando no hay cambio, la Argentina está en el huso -3, en el que no tiene territorio. Cuando se adopta hora de verano (se hizo por última vez en 2008) está en el -2, que queda a más de mil kilómetros de nuestra costa.
Para apreciar el despropósito, al adoptarse horario de verano en el oeste cuando el reloj marcaba el mediodía solarmente eran las 9 de la mañana.

La Argentina no es el único país con excentricidades horarias. La India, Venezuela y otras naciones eligieron un huso horario y medio, de modo que su diferencia con otros no es en horas exactas, sino en horas y media. Y hasta la Segunda Guerra Mundial Holanda tenía una hora y veinte.

China, con toda su amplitud, tiene un solo huso horario, lo que genera en algunas zonas una distorsión como la de Argentina. La situación más extrema se da en el límite entre China y Afganistán, donde con sólo cruzar la frontera ¡hay 3 horas y media de diferencia! En Europa, España es otro país que utiliza un huso horario en el que no tiene territorio, aunque menos alejado que el nuestro.

En conclusión, hay varias rarezas cuando de hora se trata, incluyendo varios países con parte de su superficie adoptando husos más al este de lo que el sol dictaría. Pero posiblemente nada supere la decisión argentina de adoptar como hora oficial un huso en el que no tiene ni una pizca de territorio y ocasionalmente otro huso a más de mil kilómetros de distancia. Así podemos alardear de tener el río más ancho, la avenida más larga y ahora también la hora más absurda.

 

Fuente: La Nación.-
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