Qué fue de aquellos campeones juveniles de Holanda 2005

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Un día como hoy, pero hace diez años, una nueva ilusión nacía con un logro que sería la explicación de lo que vendría después en el Seleccionado mayor: la obtención del Mundial Juvenil Sub 17 de Holanda 2005. 





Paralelamente a la alegría por una nueva consagración argentina en las categorías menores, aquel 2 de julio en el que se le ganó 2-1 la final a Nigeria, en Utrech, dejó una certeza: la irrupción de Lionel Messi como promesa del fútbol mundial era acompañada por una generación que sería protagonista de una era de la selección. La contemporánea.

El temor por caer en una exageración en esos días vividos en Holanda siempre estuvo presente a medida que pasaban los partidos. En el rubro que fuera, desde pequeño Messi tuvo la virtud de hacer fácil lo difícil y, como si fuera poco, en velocidad y hacia adelante. De ser goleador, sin desconocer otras facetas del juego; de ser vistoso y hacer jugar al resto. Esa generación de los Messi, Zabaleta, Garay, Gago, Biglia, Lavezzi (estuvo en el Sudamericano) y Agüero que fue moldeada por Hugo Tocalli y heredada por Francisco Ferraro se convirtió en un grupo de futbolistas que humana y profesionalmente aprendieron a conocerse. Desde entonces muchos se convirtieron en verdaderos amigos, de esos que se llaman y se juntan con sus familias cada vez que el calendario se los permite. Y si no, está la selección para defender esa unión en la que forjó un espíritu de camaradería Javier Mascherano, y a los que se sumaron los Romero y Di María de la camada posterior.
Es una camada que supo de títulos en juveniles, en Juegos Olímpicos, y que estuvo en finales en mayores, pero quedó en la puerta de la gloria.

Como sucede siempre en el fútbol, quedan dos alternativas ante esta generación de futbolistas que está en la final de la Copa América: esperar por confirmaciones a través de logros o valorar el talento distintivo de una camada que supo de títulos en juveniles, en Juegos Olímpicos, y que estuvo en finales en mayores, pero quedó en la puerta de la gloria. Aunque siempre de pie e invitando a soñar con algo más.

Lo concreto es que fueron inspiradores de los momentos de protagonismo que tuvo el seleccionado en los últimos tiempos. Los Messi y compañía fueron una oportunidad de afianzar una esperanza que siempre estuvo en marcha, con la salvedad de que a pesar de no haber alzado un título en mayores, siempre lucharon por la camiseta celeste y blanca. "Fueron excelentes personas. Mi reconocimiento a ellos y el recuerdo para toda la gente que colaboró en la formación de estos jugadores de selección", recuerda Ferraro. "Aprendimos a conocernos en el Sub 20 y realmente ahí estuvo la semilla de este plantel. Ojalá podamos darle a la gente lo que le dimos cuando éramos más chicos", es el deseo de Pablo Zabaleta. "Esta generación merece obtener un título en mayores, hace tiempo que lo buscamos", sentencia Agüero. "Muchos de los que estamos acá nos conocemos hace mucho tiempo, y daríamos cualquier cosa por ser campeones con esta camiseta", certifica nada menos que Lionel Messi.

El desafío generacional está planteado entre ellos y quieren ser parte de la historia grande, de la galería de los elegidos. Jamás podrán olvidarse esos ojos de niño emocionado que mostraba Messi en la concentración de Enschede cuando lo invitaban a ser parte de la selección. Y también se enojaba cuando las cosas no salían de acuerdo con lo que marcaba su autoexigencia. Inolvidables serán las vivencias compartidas en aquella habitación entre Messi y Agüero. Como sucede hoy en el Hotel Intercontinental de Santiago. ¿Qué cambió? Mucho y poco a la vez. El tiempo dirá.

 

Fuente: La Nación.-
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